Tarangire y Arusha (7)
Tarangire y Arusha (7)

Tarangire y Arusha (7)

 

Salimos a desayunar a las 7:30, es el primer día que no nos damos un madrugón y se agradece. Paolo ha preparado pancakes como despedida, sabe que me encantan. Hoy salimos hacia Tarangire, el parque conocido por su enorme cantidad de elefantes.

Los alemanes no son muy sociables, así que el viaje se hace algo pesado. Entramos al parque y nos encontramos con un grupo enorme de elefantes. Juma nos cuenta cosas sobre ellos: Son realmente unos animales fascinantes! Vemos también jirafas, cebras, ñus, pumbas… Nada que no hayamos visto hasta ahora. También hay leones. Tenemos suerte y vemos dos manadas de leonas y un macho que descansa solitario a la sombra de un baobab. Los baobab son los árboles que más abundan aquí, igual que en el Serengeti eran las acacias. Los baobabs me gustan especialmente porque aparecen en uno de mis libros preferidos.

A medio día vamos a comer al merendero. Nuevamente plátano, empanadilla y zumo. El picnic no es el fuerte de Paolo, aunque deduzco que es algún tipo de pack estándar porque todos los turistas llevan lo mismo siempre. Tenemos que comer con cuidado porque los monos están al acecho. Son muy rápidos y al mínimo descuido te roban la comida. Los alemanes, que se han sentado en otra mesa, son sus primeras víctimas. Un mono les quita una chocolatina y, tras desenvolverla, se la come feliz. Es impresionante lo listos que son.

Después de comer los alemanes dicen que se aburren y quieren irse, pero aún nos quedan unas tres horas de visita, así que nos quedamos porque no estamos dispuestos a irnos tan pronto. Gracias a esto tenemos la oportunidad de ver a un grupo de leonas a escasos metros de distancia y a otro de elefantes retozando en el agua.

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Regresamos a Arusha pasadas las 3 de la tarde. Por el camino escenas típicas de África, como en cada trayecto: niños solitarios caminando por los andenes, vistiendo uniforme como si volvieran del colegio, cuidando rebaños de cabras o vacas, jugando. Es raro como los niños aquí parecen crecer a su aire, sin la supervisión constante de un adulto.

Llegamos a Arusha y nos despedimos de Juma. Nos molesta un poco el modo tan descarado que tiene de pedirnos la propina, como si la exigiera. No me gustan que me impongan este tipo de cosas, que se suponen que son de carácter voluntario. Se la damos igualmente, pero me decepciona un poco su actitud. Bakari ha venido a recogernos para llevarnos al hostal. Por el camino nos pregunta por Juma, al parecer de nuestra opinión depende que vuelva a contratarle. Le damos una buena referencia porque, a pesar de todo, la verdad es ha sido un buen guía.

Álex y Skadi nos esperan en casa. Mi maleta también esta aquí, Skadi fue a recogerla ayer al aeropuerto de Arusha. Es raro como ahora me parece que me sobra casi todo lo que hay en ella. Lo que cambia la manera de ver las cosas en una semana. Si hubiera tenido que hacer la maleta hoy, me hubiera traído menos de la mitad de lo que ahora tengo. Tener que cargar dos mochilas ahora mismo me parece poco práctico y nada necesario. Pero ya no hay vuelta atrás.

Salimos a dar una vuelta. Un montón de críos corren a abrazarnos al vernos. Álex nos explica que los niños aquí son así y que es normal que estén jugando por el barrio, que todos cuidan de todos allí. Me sorprende especialmente que niñas de 9 o 10 años carguen con bebés, pero al parecer eso también es normal. Son sus hermanos o primos. Compramos algunos dulces para los niños en un puestecito cercano, raíces de baobab, que al parecer les encantan porque todos se ponen muy contentos cuando las repartimos. Hacemos algunas fotos, es curioso lo mucho que les gusta verse en fotos. Hasta el momento, los niños me piden fotos y los adultos me dicen siempre que no quieren que se las haga. Bueno sí, pero pagando. Me pregunto en qué momento empiezan a vernos como cajeros automáticos. Lo hablo con Jorge. Supongo que de algún modo entiendo su postura. Venimos aquí a gastar mucho dinero para hacer safaris, en aviones que cuestan una fortuna. Es lógico que piensen que somos ricos y que quieran, de algún modo sacar tajada. Pero a veces resulta bastante frustrante sentir que tratan de sacarte dinero todo el rato.

Estamos un rato con los niños y después vamos a recargar el teléfono. Es curioso lo enganchados que están al móvil aquí. Todo está lleno de carteles de Vodafone o Airtel, que son las grandes operadoras de aquí. Además, hay cobertura en casi todas partes, incluso en los parques. No es raro ver a la gente con su móvil, hasta a los maasáis.

Volvemos a casa y los niños ya se han ido, así que vamos a cenar con Skadi y Álex. Álex nos cuenta que están haciendo un aula de informática en un colegio local y que necesitan ordenadores. Un contacto suyo de ha ofrecido a enviarlos gratuitamente desde España. Me gusta la idea y da la casualidad de que tengo una torre que podría enviar, así que acordamos verlo a la vuelta.

Después de cenar D y los chicos deciden salir a tomar algo, yo estoy agotada, así que me voy a dormir. Mañana salimos a las 5 de la mañana para coger el autobús que nos llevará a Dar. Será mejor que descanse algo…

 

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