Hoy tenemos programadas dos excursiones: la primera de ellas al valle Arcoíris. La agencia con la que realizamos esta excursión se llama Flamingo Tours y, desde el minuto uno, sabemos que hemos acertado de pleno. Nuestra guía, Vilma, no puede ser mejor. Nos ofrece una explicación detallada y súper amena sobre la formación de la zona a nivel geológico, hablando de las Cordilleras de Domeyko, la sal y Los Andes, que complementa con un poco de historia y cultura. Una charla muy completa que nos deja maravillados. Ya solo por escuchar a Vilma ha merecido la pena la excursión, nos ha aportado una visión diferente de Atacama que nos ha ayudado a comprender mucho mejor dónde estamos.
Petroglifos
Nuestra primera parada es en Yerbas buenas, donde desayunamos. Todas las excursiones suelen llevar incluido un snack o un desayuno, que en este caso es muy rico y completo. Completamente llenos, empezamos el paseo, que recorre una formación rocosa llena de petroglifos.
Los petroglifos son diseños simbólicos grabados en roca y que eran usados como forma de comunicación, estos concretamente datan del año 1300 AC y reflejan el trueque entre culturas que se producía en esta zona, ya que este era un lugar de paso y descanso ubicado en medio del desierto. Es un lugar de gran importancia ya que se pueden ver tanto pictogrifos, distinguibles por sus color rojizo, ya que eran realizados con óxido de hierro, como petroglifos. Se pueden apreciar animales como llamas o alpacas, pero también monos, dado que por aquí pasaban viajeros que venían desde la selva.
Valle Arcoíris
Lo siguiente que vamos a ver es el valle Arcoíris. Esta extraordinaria formación geológica se creó por las altas temperaturas y la presión sufrida por las rocas en el momento en que la lava volcánica aún estaba incandescente. Estos minerales provenientes del interior de la Tierra, al verse expuestos al agua y al oxígeno comenzaron a oxidarse, ese cambio se manifestó en el color de los mismos, en un proceso que duró miles de años. El color blanco viene del carbonato cálcico, el azul de la azurita, el verdoso es óxido de cobre y el rojo lo dan la arcilla y el hierro.
El precio de la entrada al valle Arcoíris es de 3000 pesos.
Si bien el lugar no llega a ser tan impresionante como el Vinicunca, en Perú, es cierto que las explicaciones de Vilma hacen de esta excursión una de nuestras preferidas del viaje. Además, nos han facilitado un mini microscopio y varias muestras de minerales de la zona para que los podamos apreciar con más detalle. Una pasada.
Además, como colofón a la visita, paramos al volver en una quebrada impresionante. Encantados, llegamos a las 13:15 a Atacama, donde reservamos el transfer al aeropuerto para pasado mañana por 10 mil pesos con Trans Licancabur. También aprovechamos para comprar unas empanadas, y salimos corriendo hacia las lagunas escondidas (14 horas)!!
Lagunas escondidas
La excursión a las lagunas escondidas de Baltinache la hacemos con Towanda Expediciones. Nos decantamos por esta excursión principalmente por dos razones: primero, el elevado precio de entrada de la laguna Céjar (15 mil pesos). Segundo, nos ha convencido bastante el que fueran mucho menos turísticas. No hemos estado en la laguna Céjar, pero las historias que se contaban hablaban de masificación turística. Estas lagunas, sin embargo, han permanecido durante mucho tiempo alejadas de los circuitos turísticos y, el hecho de que estén a la sombra de la Céjar, ha logrado que no estén tan masificadas. De hecho durante nuestra visita, solo estaremos los 15 que vamos en nuestro vehículo.
El precio de entrada a las lagunas es de 5000 pesos.
Además, la historia de estas lagunas es genial: Hace miles de años, el salar de Atacama fue un lago que quedó aislado y acabó secándose, y estas siete lagunas hipersalinas son los vestigios que quedan de aquello. Lo que las hace impresionantes es el color azul turquesa de sus aguas y el hecho de que estén rodeadas de sal, dando la sensación de que todo estuviera nevado. Es pura belleza. Además, en dos de ellas está permitido el baño que, por la alta salinidad de sus aguas, es el equivalente chileno al Mar Muerto (pero 7 veces más salado!!).
La verdad es que la sensación de bañarse y no hundirse es increíble. Lo que no sabemos es como será esto de bueno para la piel, por que, al minuto de salir, estamos completamente llenos de sal -y el bañador completamente rígido!-.
Nos cuentan que hace unos años eran de acceso libre, pero los turistas no respetaban nada y se terminó regulando el acceso. En general, es algo que ha sucedido en todo Atacama y nos parece una auténtica lástima. Por ejemplo, Piedras Rojas está directamente cerrado al turismo. Se permite acceder a un mirador cercano y ya que, al parecer, unos turistas brasileños se grabaron con un dron haciendo kitesurf y y otros garabatearon una de las piedras. Estamos hablando de un paraje natural con una fauna altamente sensible, una zona única en el mundo, algo que merecería todo nuestro respeto y cuidado. No entra en mi cabeza que la gente pueda dañar algo así. Me repugnan este tipo de comportamientos y entiendo la decisión que se ha tomado al respecto, aunque nos afecte plenamente.
La pena es que, a pesar de lo bonitas que son las lagunas, la visita termina siendo un poco decepcionante porque el guía nos mete muchísima prisa y no tenemos apenas tiempo de disfrutarlas. Al parecer, el problema viene porque hemos salido demasiado tarde y no nos da tiempo, si nos entretenemos, a llegar a ver el atardecer. El atardecer, que se acompaña de un pequeño snack y un pisco sour, se toma en un mirador cercano a San Pedro, con unas bonitas vistas al valle que permiten disfrutar de sus increíbles tonalidades rojizas.
Sobre las 6:30 llegamos al pueblo -ni de lejos la hora que se nos había prometido, que eran las 8 de la tarde-. Nos dicen que se debe al cambio horario, que fue ayer, que aún no han adaptado los horarios de las excursiones al invierno. Con todo, le damos a Facu nuestra opinión sobre esta agencia, ya que no nos ha gustado mucho su trato. Han hecho la excursión con prisas y el guía no nos ha dado ni una triste explicación en las lagunas. Es cierto que llevábamos el listón alto de esta mañana, pero una de las razones de peso para no recorrer Atacama por libre fue precisamente esa, que queríamos conocer el lugar de la mano de guías experimentados que nos contaran cosas sobre la zona y lo que estábamos viendo (A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que somos un par de empollones de primera y nos encanta aprender cosas nuevas :))
Tras darnos una ducha, vamos al pueblo donde cenamos unas empanadas, no vaya a ser que no las probemos lo suficiente. De camino nos paramos a hablar con Facu, de la agencia, que nos dice que se ha quejado a la agencia de la excursión a las lagunas y que van a dejar de trabajar con ellos. De vuelta al hotel, aprovechamos la amabilidad de la recepcionista de nuestro hostal, para subirnos a una de las terrazas y hacer fotos nocturnas del cielo de Atacama, que es… ALUCINANTE 🙂