El taxi nos recoge a las 5 am. El precio es de 1500 rupias por vehículo y, por lo que vimos ayer preguntando en varios sitios, es estándar. Se tarda como una media hora en llegar desde Lakeside y te deja en las escaleras que dan paso al mirador, donde se aglutinan los turistas. La entrada a Sarangkot es de 50 rupias por persona. Lamentablemente no tenemos suerte y el día amanece nublado. No se ve absolutamente nada, salvo un par de cumbres aisladas. Nos decepcionamos muchísimo, la verdad es que era una de las cosas que más nos apetecían en este viaje y el principal motivo para venir a Pokhara.
El precio de un taxi a Sarangkot es de 1500 rupias y la entrada al lugar cuesta 50 rupias por persona.
Volvemos al hotel a las 7:30. Como ya no nos vamos a dormir, nos vamos a desayunar. Tomamos un desayuno nepalí con té masala y kodoko roti, que es una torta de mijo muy popular en el país. El aspecto es algo raro, pero está rica. Eso sí, con miel. Ellos la toman con picante, pero no arriesgamos tanto.
Devis Falls
Vamos a pie hasta Devis falls. La historia del lugar es curiosa: al parecer, en 1961, una mujer suiza apellidada Davis se ahogó aquí y por eso las cataratas llevan su nombre.
[booking_product_helper shortname=»pokhara»]
De ahí vamos a una cueva, la Mahendra Cave, que está justo enfrente. La verdad es que hace un calor horroroso dentro. No nos convencen demasiado, por el calor y porque no nos parecen nada extraordinario.
La entrada a Devis falls es de 20 rupias y a la cueva de Mahendra de 100.
La Pagoda de la Paz
Decidimos ir a pie hasta la Pagoda, pese al calor. Tardamos como 1 hora y media o así, en cuesta. Es curioso porque hay mucha gente por el camino, que vive aquí. También vemos muchos niños, aunque a estas horas deberían estar en el colegio. Preguntamos y uno de ellos nos dice que es por el festival. Entendemos que se refiere a Diwali, el festival de las luces. Desde que hemos llegado nos lo están diciendo, se les ve realmente emocionados con ello, aunque no nos parece que suceda nada excepcional.
La entrada a la Pagoda es gratuita, sólo piden voluntad.
Las vistas desde arriba son bonitas pero sigue nublado así que no conseguimos ver el Himalaya. No estamos teniendo nada de suerte.
La cara menos turística de Pokhara
Decidimos volver a pie. Pasamos todo el camino haciendo fotos. Es curioso porque muchos nos las piden, sobre todo los niños que parecen encantados al verse en la pantalla. Comemos en una casa de comidas, lo que parece ser el menú estrella de este tipo de sitios: momos y chowmein.
Esta parte de Pokhara nos conquista por completo. Mucho más real que el Lakeside, no se ve ni a un turista por aquí y la gente es mucho más amable y cercana que en Katmandú. Se nota que están menos acostumbrados al turismo y por ello nos tratan con más curiosidad que interés. Nos acabamos quedando un buen rato, recorriendo las calles sin prisa y disfrutando de las sonrisas de los nepalies que, no sabemos cómo lo hacen, pero salen bien en todas las fotos que hacemos.
Al llegar al hotel nos damos una ducha y después nos vamos a dar un paseo. Cenamos en un sitio llamado Bikram varity, frente al hotel Sakura, un palak paneer y momos de queso que están buenísimos. El sitio está muy bien y tiene unos precios muy bajos. Una pena no haberlo descubierto antes.
Después de dar una vuelta por las tiendas de la zona, nos vamos a dormir.