Nos levantamos al amanecer, algo que parece que se va a convertir en una rutina a lo largo del viaje. Queremos aprovechar los días a tope, aunque esta vez recogemos la tienda con un poco de luz y todo (un lujo :D). Preparamos el desayuno en nuestro hornillo y nos preparamos para salir.
La C14 dirección Walvis Bay es una carretera de grava por la que se puede circular a unos 60-80km por hora, que tiene algunos baches y un par de cambios de rasante con poca visibilidad, pero que por lo demás no está particularmente mal. También nos vamos haciendo poco a poco al coche y a conducir por la izquierda, algo que ayuda bastante.
El trópico de Capricornio
Caudno llevamos un rato paramos en el trópico de Capricornio a hacernos las típicas fotos con el cartel. No tiene mucho de especial realmente, salvo que vengas en el solsticio de diciembre, cuando los rayos solares caen verticalmente sobre el suelo. Aún así, no sabemos muy bien por qué, nos resulta un punto significativo. Será por haberlo oido nombrado cientos de veces y ahora estar aquí…
Una vez pasado el trópico viene una zona con bastantes curvas, muy pronunciadas. Es un tramo cortito al que sigue otra pista de tierra amplia, aunque con más baches que la anterior. Son varios kilómetros en los que parece que vas montado en una atracción de alguna feria, rebotando ahora hacia un lado, ahora hacia el otro. Después llegamos de nuevo a una zona de curvas, está más estrecha y con algo más de tráfico, y de nuevo pista de tierra ancha, está con más baches aún y algunos tramos que resbalan. Imposible aburrise aquí: parece que vamos super rapido y no pasamos de 50-60km.
Finalmente llegamos a un tramo asfaltado, ancho y maravilloso, que nos encamina hasta Walvis Bay.
Walvis Bay
Walvis Bay significa Bahía Ballena, y nuestra primera parada en esta pintoresca y muy relajada cirudad es en un punto de información turística que vemos por casualidad. Nos explican un poco lo que hay que ver en la ciudad, que con las horas que son ya es poco (por la mañana parten todo tipo de actividades naúticas: paseo en catamarán, avistamiento de delfines, etc.).
Cogemos la carretera que va bordeando los salares para ver los flamencos y que se adentra en el Namib-Naukluft National Park. Es una carretera muy bonita, rodeada de pequeños lagos de sal donde se pueden ver flamencos y otras aves, como gaviotas. Se ha levantado algo de niebla y ha llovido, por lo que la tierra está húmeda. Cuando llegamos al final del tramo asfaltado, viene una pista de arena que lleva a Pelícano Point. Como la niebla es bastante densa y no acabamos de confiar en lo de conducir sobre arena, decidimos darnos la vuelta. Difícilmente vamos a ver algo con una niebla así y las posibilidades de quedarnos atrapados en la arena son altas, de hecho hay un coche al lado que se acaba de quedar clavado.
Regresamos a la ciudad para echar gasolina y vamos al centro comercial que hay a la entrada para comer. Nos decidimos por el Wimpys, que es una cadena de comida rápida muy popular aquí. La comida tiene buenos precios y básicamente el menú consta de hamburguesas, sandwiches y platos combinados de carne. No es para tirar cohetes pero no está mal, sobre todo porque estamos hambrientos y porque tampoco es que estemos haciendo unas grandes comidas estos días ya que hemos estado tirando de lo que habíamos traído de España.
Tras la comida vamos al Pick&Pay, que es un supermercado grande, para hacer algo de compra. Tienen prácticamente de todo y a precios muy similares a los de España. Compramos también unos adaptadores a enchufe Namibio por 14NAD y una regleta con adaptador por 75 NAD, infinitamente más barato que en el aeropuerto.
La Duna 7
Después de hacer la compra nos vamos hasta la Duna 7, que está muy cerquita de la ciudad. A pesar de que se extiende muy a lo ancho, su altura (más de 380m) impresiona. No en vano es la duna más alta del mundo (según el ministerio namibio de turismo. Según otras fuentes, la sexta). Además, el ambiente que tiene es curioso por que no hay ningún turista pero si un montón de gente local haciendo barbacoas y tomando algo. Nos enteramos de que hoy es festivo y esto parece ser algo típico para pasar el día, con los niños subiendo hasta arriba de la duna y tirándose corriendo. Bueno, y los que no son tan niños: nosotros también subimos y probamos a bajar como ellos. La sensación es muy divertida, como de esquiar despacito 😀
Según el Ministerio de Medio Ambiente y Turismo de Namibia, la duna mide 383 m, siendo por ello la duna más alta del mundo (aunque otras fuentes le dan el sexto lugar).
Cuando bajamos volvemos al coche y conducimos hasta el apartamento que tenemos en Swakopmund. Al llegar a la puerta llamamos y nos abre un tipo que nos dice que no es ahí. Llamamos por teléfono y nos dicen que se habían olvidado de nuestra reserva (que hicimos en enero) y que tienen a una persona ya, pero que si queremos podemos compartir alojamiento con él. Nos mosquea mucho porque habíamos escrito hacia dos días para confirmar y nos habían respondido que todo correcto. Buscamos una alternativa en Booking que reservamos, otro apartamento no muy lejos de ahí. Llamamos de nuevo y nos dicen que lo tienen ya ocupado pero que nos ofrecen otro bastante más caro. Al final, mosqueados y cansados, decidimos buscar un hotel. Acabamos en el Bonn Hotel, pagando unos 800NAD por habitación, lo mismo que costaba nuestro supuesto apartamento para cuatro personas. Cenamos un poco de embutido y nos vamos a dormir.
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