Empezamos el viaje con un vuelo agotador: de Madrid a Ammán, escala y luego de Ammán a Egipto. Total, que para cuando queremos aterrizar en El Cairo son casi las 3 de la madrugada… ¡y nos tenemos que levantar a las 7 para empezar nuestro día!
Las pirámides de Giza
Nuestra primera visita son ellas, las pirámides de Giza. El lugar que tantas veces hemos visto en fotografías o en televisión y que tanto nos impresiona al tenerlo en frente.
En contra de lo que se piensan, están a escasos pasos de la ciudad de Giza y, de hecho, las vemos sobre salir entre los edificios llendo de camino. Vamos, que en frente de la esfinge tienes un Pizza Hut! Aún que, por lo que nos cuentan, el gobierno egipcio tiene previsto tirar todas las casas que hay en las proximidades, reubicando a sus ocupantes en otra zona, para despejar el área y dejarla más liberada.
Las pirámides, tal y como lo entendemos, son tres: Keops, Kefrén y Micerinos. Son las de mayor tamaño y las más famosas, aunque en Egipto hay muchísimas más pirámides y, de hecho, en el propio recinto se pueden ver pirámides más pequeñas dedicadas a las esposas de los faraones.
Nuestro primer careo es con la pirámide de Keops, con sus 137 metros de altura. En su día llegó a medir 146, gracias al recubrimiento calcáreo que le daba un color blanco y que fue quitado por los árabes entre los siglos XIII y XVII para construir sus casas en El Cairo. La segunda pirámide, justo detrás, es la de Kefrén. Esta mide 136 metros y aún se puede ver parte de su revestimiento original en la parte más alta. La última y más pequeña es la de Micerinos.
La verdad es que impresionan bastante. Sobre todo el ver los bloques de piedra, que son inmensos, y hacen que uno se cuestionen cómo pudieron moverlos… sobre todo a las partes más altas. Hay teorías que dicen que utilizaban rampas en forma de espiral, pero lo cierto es que a día de hoy sigue sin saberse de una manera clara.
Subimos acompañados por nuestro guía Gabriel a la zona del mirador, desde donde se pueden ver las tres pirámides. Aquí tienen montado un chiringuito con puestos ambulantes, camellos para darte un paseo y una zona donde te hacen las fotos típicas de las pirámides (que si cogiendo la punta, que si saltando…). Una turistada, vamos. Lo peor es que nuestro guía está empeñado en hacernos las fotos típicas y nosotros no sabemos dónde meternos…
Empieza a hacer bastante calor, así que nos dirigimos a nuestra siguiente parada: la esfinge, que está situada justo frente a la pirámide de Kefrén, pero bastante separada de ella. En las fotos parece que está mucho más cerca, la verdad. Se dice que la esfinge representa al faraón Kefrén y que en su día estuvo pintada de colores, eso tuvo que ser una auténtica pasada. La esfinge impone muchísimo en directo, con su cuerpo de león repleto de detalles que es increíble que se haya conservado así durante casi 5.000 años.
Saqqara
Tras visitar las tres pirámides y hacer bastantes fotos por la zona, nos movemos hacia la necrópolis de Saqqara.
Saqqara es la necrópolis de Memphis y, ojo, que estuvo en funcionamiento desde el año 3050 aC hasta el 540 dC. Este lugar es «poco» turistico pero bastante importante a nivel histórico ya que, aquí, Imhotep, el primer arquitecto documentado de la historia, edificó la primera pirámide de gran dimensión de la que se tiene constancia: la de Zoser.
En realidad no es una pirámide escalonada, como se dice, o no pretendía serlo. Empezó siendo una mastaba a la que le fueron haciendo escalones, hasta llegar a tener la forma que podemos ver ahora.
La visita nos fascina, principalmente porque estamos totalmente solos y con todo el recinto para los dos. Visitamos nuestras primeras tumbas, la de un juez del Imperio Arcaico y la tumba de Pepi II, que está bajo una pirámide que no se conserva muy allá, pero el interior de la pirámide sí que está muy bien conservado.
Memphis
Relativamente cerca de Saqqara está nuestra siguiente parada, de donde se podría decir que empezó la historia de Egipto: Memphis. La primera ciudad importante que tuvieron los egipcios, capital del Imperio Antiguo y fundada por el primer faraón Menes en el año 3050 aC, el que unificó el Alto y el Bajo Egipto, por eso la ciudad está justo aquí, donde se juntaban ambos territorios. Su nombre viene del egipcio Men-Nefer y significa “la perfección es estable”. Era la sede del dios Ptah y de ahí que se la conociera también como Hut-ka-Ptah, el templo del ka de Ptah. El ka era para los egipcios algo así como la fuerza vital. Este nombre derivó, por alguna razón que no he conseguido entender, en Aiguptos para los griegos y, finalmente, en ÆGYPTVS para los romanos. Curiosamente los egipcios llamaban a su país Kemet, que significaba Tierra negra, en referencia precisamente al limo, que tiene ese color.
Lo más impresionante de Memphis es, posiblemente, el coloso de Ramsés II, que tiene un tamaño impresionante y un estado de conservación increíble.
Un atardecer con vistas
Una vez terminado de recorrer todo, vamos a comer. Tenemos la comida incluida en la visita a Memphis y Saqqara, así que nos llevan al típico restaurante turístico donde nos ponen un menú de un montón de platos con lo más popular de la comida egipcia. Está todo bastante rico, la verdad.
Por la tarde nos damos un bañito en la piscina y nos echamos una pequeña siesta antes de salir hacia el aeropuerto aunque, eso sí, salimos con tiempo para hacer un alto en un barque tiene vistas a las pirámides para tomarnos algo y poder ver el atardecer y la iluminación nocturna que tienen por el espectáculo de luces y sonido. Después de eso, ya sí, nos vamos al aeropuerto para coger nuestro avión destino: Luxor nos espera!
¿Lo quieres escuchar?
Si quieres escuchar el primer capítulo de nuestro podcast sobre el viaje, grabado frente a la pirámide de Kefrén… dale al play.
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