Extremadura tiene un lema que nos parece tremendamente apropiado: todo lo que imaginas donde no te lo imaginas. Y es que es perfectamente cierto y, de hecho, es lo que rondaba por nuestra cabeza durante todo el fin de semana que pasamos en Trevejo y la Sierra de Gata. Este lugar, ubicado al norte de Cáceres, es una prueba perfecta de todo lo que esta Comunidad Autónoma tiene para ofrecer.
Los pueblos más bonitos de España
En Cáceres nos encontramos con 6 de los pueblos más bonitos de España, y 3 de ellos se emplazan en la Sierra de Gata. La incorporación más reciente, de este mismo año, es Trevejo.
Trevejo
Trevejo es una pequeña villa en la Sierra de Gata, con menos de diez habitantes, que ha logrado mantener su apariencia medieval casi intacta a lo largo de los siglos. Su arquitectura tradicional y su belleza histórica no han sido alteradas por elementos modernos, convirtiéndola en una verdadera joya del norte de Extremadura. Por eso, ha sido declarada Bien de Interés Cultural con categoría de Casco Histórico.
El granito de la sierra es el principal material de construcción en Trevejo. Este material se puede ver en los muros de las casas, las calles empedradas, los dinteles de puertas y ventanas, las escaleras y los edificios religiosos, mostrando una variedad de estilos arquitectónicos. La mayoría de las construcciones populares tienen muros sólidos de mampostería y piedras irregulares. Los tejados, cubiertos en su mayoría por la cálida teja árabe, le dan al pueblo una belleza única que ha sido respetada por sus habitantes.
La vista panorámica de Trevejo desde los alrededores es impresionante, pero también lo es caminar por sus pocas calles, donde se descubren rincones inesperados. En estas calles, se mezclan elementos de la arquitectura tradicional, como escalones de piedra, puertas de madera rústica y saledizos en los tejados, con elementos más antiguos que probablemente provienen de la fortaleza, como escudos heráldicos, pilas, inscripciones y sillares. Las plantas cuidadas adornan las calles, fachadas y cercados, creando un casco urbano con un gran valor patrimonial y estético.
Aunque, sin lugar a dudas, la joya de la corona de Trevejo es su castillo. Construido en el siglo XII sobre los restos de una fortificación anterior, el castillo de Trevejo es el mejor lugar donde contemplar un atardecer en la Sierra de Gata. Originalmente, fue una fortaleza musulmana hasta que fue reconquistada por los cristianos. Posteriormente, ha pasado por varias manos a lo largo de la historia, incluyendo la Orden de San Juan y la Orden de Alcántara.
Robledillo de Gata
Este pueblo, algo más grande que Trevejo, cuenta con aproximadamente un centenar de habitantes. Curiosamente, las casas del casco histórico tienen una altura considerable, sobre todo para la fecha de su construcción, lo que hace que Robledillo ofrezca una imagen bastante particular al visitante. Según nos cuentan, se construía así para aprovechar la caída de la ladera, que permitía fortificar las construcciones y, a la vez, proporcionaba un excelente aislamiento térmico a las viviendas. Basta con entrar a cualquiera de ellas para verificar que es cierto: el calor de la calle desaparece instantáneamente al curzar la puerta.
Uno de los atractivos principales de Robledillo de Gata es su patrimonio histórico y cultural. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo gótico-mudéjar, es uno de los edificios más destacados del pueblo. Además, Robledillo cuenta con varios molinos y lagares que recuerdan la importancia histórica de la producción de aceite y vino en la región. Una visita muy recomendable es la del Museo del Aceite.
San Martín de Trevejo
San Martín de Trevejo es un pueblo cacereño fundado alrededor del siglo IV, en la época de San Martín, el santo que le da su nombre. Su nombre actual se adoptó en el siglo XIII tras recibir un Fuero que reemplazó el antiguo sobrenombre de “los vinos”.
Su rico patrimonio histórico incluye la plaza mayor, la torre campanario, la Casa de la Encomienda y la Iglesia de San Martín de Tours, un edificio de tres naves que alberga tablas del pintor pacense Luis de Morales “El Divino” del siglo XVI. Las tradicionales casas de entramado de madera de tres alturas dan al pueblo un aire de otra época. Personalmente, a nosotros lo que más nos gustó fue recorrer sus callejuelas escuchando el rumor del agua de los canales de riego, una herencia de la época árabe del pueblo que hoy contribuyen a darle un aspecto único y encantador, además de refrescar el ambiente.
Declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico Artístico, San Martín de Trevejo ha conservado su arquitectura tradicional, con casas hechas de piedra, granito, madera y adobe.
A fala, una lengua propia
Una de las cosas que posiblemente más nos ha impactado de nuestra visita ha sido descubrir que existe una lengua en nuestro país que apenas hablan 6.000 personas y de la que nunca habíamos oído hablar. Se trata de la fala, y uno no tarda en darse cuenta de su existencia cuando llega a cualquiera de los pueblos que aún la hablan, ya que sigue muy presente en la vida diaria de estos lugares.
En el siglo XIX, San Martín de Trevejo fue sede del comendador de la Orden de San Juan de Jerusalén. Hasta entonces, perteneció a la provincia de Salamanca y a la diócesis de Ciudad Rodrigo. La llegada de leoneses y gallegos al valle fomentó la creación de una lengua propia, a fala, conocida localmente como mañego. Esta lengua, hablada por todos los habitantes, fue declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Extremadura en 2001.
A fala es la lengua madre de los naturales de Eljas, San Martín de Trevejo y Valverde del Fresno. Su reconocimiento como Bien de Interés Cultural se oficializó el 20 de marzo de 2001. Los habitantes hablan y defienden perfectamente el castellano, que estudian en el colegio, pero también se esfuerzan por mantener viva su lengua local, transmitiéndola a las nuevas generaciones y utilizándola en su día a día.
Qué hacer en Sierra de Gata
Además de descubrir los encantadores pueblos y la fala, esta zona ofrece numerosas actividades a realizar para completar tu viaje. Estas son algunas de nuestras propuestas, pero te recomendamos descargarte la App de Sierra de Gata Turismo, donde encontrarás bastantes más opciones, así como sugerencias de restaurantes y otros pueblos para visitar.
Una ruta en plena naturaleza
Nosotros íbamos con gana de naturaleza, y más viendo los paisajes tan bonitos que nos recibieron al llegar a la zona. Así que nos dispusimos a buscar una de las múltiples rutas que ofrece el lugar y nos decantamos por esta. Se trata de una ruta que va desde Robledillo de Gata hasta el Chorrituelo, un espectacular salto de agua ubicado en Ovejuela, en la comarca de las Hurdes, para luego regresar a Descargamaría, ya en la comarca de Sierra de Gata y donde, por cierto, hay una maravillosa piscina natural que en verano tiene que ser un sueño.
La ruta se puede hacer completamente a pie, aunque ya advertimos que es larga (unos 22 km) y con bastante desnivel. Nosotros, por el tiempo con el que contábamos y porque eran las tres de la tarde y el sol apretaba, decidimos hacer parte en coche, utilizando la pista forestal que une Robledillo de Gata con Ovejuela y dejando el vehíchulo en el Collado de Descargamaría, desde donde iniciamos la ruta a pie.
Es una ruta lineal que baja hasta el Chorrituelo, de aproximadamente unos 5 km entre la ida y vuelta. No sabríamos decir cuánto se tarda en hacer a ritmo normal porque nosotros estuvimos unas tres horas, eso sí, bastante más de la mitad empleadas en hacer fotografías. Y es que esta ruta es absolutamente espectacular, nos atreveríamos a decir que una de las que más nos ha sorprendido en nuestros viajes.
Todo el camino está rodeado de naturaleza, lo cuál es una auténtica suerte porque eso proporciona bastante sombra y hace que la ruta, pese al calor, no se haga pesada. A la naturaleza que uno puede esperar en Extremadura, como las jaras, el romero o las dedaleras, se unen los helechos, más propios de zonas con clima tropical. No exageramos si decimos que, por un momento, nos sentimos como si estuviéramos en el Cubo de la Galga, en la isla de la Palma.
La mayor parte de la ruta transcurre por un camino sencillo, sin desnivel y bien delimitado, apto para todos los públicos y de lo más agradable. El último tramo, una pronunciada bajada hacia la cascada por un camino de tierra cubierto por trozos de pizarra, abudante en la zona, se vuelve algo más complicado, siendo necesario un calzado con buen agarre y quizás un bastón de trekking para evitar caídas. No es especialmente difícil, pero no lo vemos apto para todos los públicos. No obstante, desde el final de la parte llana de camino se puede ver el Chorrituelo desde arriba, por lo que ya merecería la pena el recorrido.
Al llegar al Chorrituelo hay una pasarela de madera, que ofrece varios ángulos de visión: lateral y frontal desde un pequeño puente que hay sobre el río. Además, es posible caminar sobre las piedras que rodean la casacada para hacer fotografías o, por qué no, darse un buen baño refrescante.
Para regresar, subimos por el mismo sendero hasta el lugar donde habíamos dejado el coche y bajamos en dirección a Descargarmaría, aunque se puede regresar a Robledillo de Gata. Tenemos que decir, eso sí, que la pista forestal está en bastante mejor estado en la subida por Robledillo que en la de Descargarmaría, aunque se puede hacer perfectamente con un vehículo normal.
Descubrir los secretos del aceite
Teníamos muchas ganas de aprender más sobre la fabricación del aceite, así que cuando vimos que la almazara As Pontis nos ofrecía la oportunidad de hacer una visita guiada, no lo dudamos. Por si esto fuera poco, nuestro guía fue Miguel, maestro de almazara y fundador de la misma, un experto en el mundo del aceite y, sobre todo, una persona con una pasión contagiosa por su profesión.
De la mano de Miguel no solo pudimos descubrir cómo se elabora el aceite hoy día, y qué hace tan especial la manzanilla cacereña y el aceite que con ella se elabora, si no que conocimos su historia gracias al interesantísimo museo que tiene en la almazara y que, en un futuro, estamos convencidos de que va a ser una referencia a nivel nacional, sobre todo si los apasionantes planes que tiene Miguel en mente siguen adelante. Y lo esperamos con ansia.
En el museo pudimos ver cosas tan curiosas como una maleta de aceite, donde en la posguerra española se transportaba este oro líquido a otros lugares para comercial con él, o los uñeros que las mujeres utilizaban para arañar la tierra en busca de aceitunas antiguamente, muestra de la dureza de esta labor. También cuenta con una numerosa y bellísima colección de llenadoras de aceite y otro montón de objetos de lo más curioso, como la taponadora o la colección de botellas antiguas y, por supuesto, los molinos antiguos y de sangre, como se llama a los molinos que utilizan tracción animal o humana.
Sin duda, una actividad de lo más recomendable, tanto si te interesa el oleoturismo como si, al igual que nosotros, simplemente sientes curiosidad por el proceso de elaboración del aceite y su historia.
Probar la gastronomía local
Si en Extremadura se come bien, en la Sierra de Gata ni os contamos. No en vano, estamos en una tierra dedicada a la agricultura y a la ganadería, que cuenta con una excelente materia prima. No es necesario buscar platos elaborados: un simple plato de quesos o embutidos de la zona ya es una delicia en sí misma, más si se acompaña de alguno de los vinos de la región o el típico vino de pitarra, un vino fermentado que es muy popular en la zona y que, tradicionalmente, se solía preparar de manera “casera”.
Personalmente, recomendamos acercarse a A Velha Fábrica, un hotel rural con restaurante que tiene un secreto oculto: un molinio de aceite tradicional que estuvo en funcionamiento hasta los años 80. Tuvimos la suerte de contar con la compañía de Ana, que nos estuvo explicando cómo se molía la aceituna con este tipo de molinos y bastantes peculiaridades sobre el mundo del aceite que nos resultaron apasionantes. Es un gustazo encontrarse con personas que viven su profesión de una manera tan intensa y que saben transmitir esa pasión a los demás.
En su carta cuentan con platos de la zona, como el bacalao dorado, de influencia portuguesa o el cabrito asado. Si eres celiaco o intolerante al gluten, estás de suerte porque conocen perfectamente la enfermedad y te adaptan los platos que quieras. Así pudimos disfrutar de una deliciosa serradura, otro plato que nos recuerda la cercanía de esta zona con Portugal.
Dónde alojarse
Nosotros nos alojamos en los Apartamentos A Fala, ubicados en Trevejo. Si buscas relax y tranquilidad, este es tu lugar. Además, para nosotros tiene la ventaja de estar apenas a unos metros del castillo de Trevejo, lo cuál es perfecto si tienes previsto realizar fotografía nocturna. En esta zona la contaminación lumínica es prácticamente inexistente. Si, como nosotros, tienes la “mala suerte” de tener luna llena, te aseguramos que las vistas del castillo con la luna de fondo son una auténtica maravilla.
Los apartamentos tienen absolutamente de todo para facilitar tu estancia y proporcionarte esos días de silencio que solemos buscar en las escapadas rurales. Además, personalmente el proyecto nos encanta. Nacho, su propietario, ha conseguido devolver a Trevejo su esplendor y convertirlo en un destino turístico imprescindible en Cáceres. Esto, de manera directa, revitaliza la zona y ofrece nuevas oportunidades laborales y de emprendimiento a los habitantes de este área rural extremeña. Una apuesta arriesgada por el entorno rural que empieza a dar sus frutos y que, desde luego, nos encanta apoyar.
Hola, Sí, es una pista forestal (de tierra), pero en buen estado. También se puede hacer a pie, pero no te lo recomiendo si hace mucho calor porque es cuesta arriba y no hay apenas sombras. Una vez arriba, en el mismo Collado de Descargamaría hay una explanada donde podrás aparcar sin problemas. Si buscas ese punto en Google, lo vas a ver.
Qué maravilla todo. Para ir en coche hasta el Chorritero, ¿por dónde se va exactamente? Google Maps me pinta un camino de 20 min, desde Robledillo hacia el sur, pasando por Descargmaria, y luego vuelve a tirar al norte. ¿Es ése el camino? ¿Y dónde puedes aparcar el coche?