Petra, y nada más que añadir (5)
Petra, y nada más que añadir (5)

Petra, y nada más que añadir (5)

 

Nos hemos levantado para ver el amanecer sobre el cañón de Dana y tomamos un desayuno tradicional jordano, que consiste básicamente en garbanzos en distintos formatos (Aquí se consume una cantidad exagerada de garbanzo). Nos hemos levantado para ver los castillos en la ruta. Pero, sobre todo, hoy nos hemos levantado para ver Petra 🙂

Paseos, castillos y el hotel más pequeño del mundo

Mientras que llega Petra nos vamos a hacer un trekking por el Dana village, que es el único que se puede hacer de manera independiente y gratuita, ya que el resto son con guía y, nuevamente, los mejores son en verano. Estamos aproximadamente una hora y media andando y bajamos hasta la mitad del cañón, que tiene una vista fantástica. Por el camino nos hemos encontrado en una tienda con un tipo que decía ser el presidente del Club de Fans Jordano del Real Madrid en Facebook. Una historia curiosa. La verdad es que es fascinante lo internacional que puede llegar a ser el fútbol de nuestro país, aún no hemos encontrado un solo lugar en el que no conozcan a los equipos más famosos de la Liga.

Después de eso cogemos de nuevo la carretera del Rey y ponemos rumbo al castillo de Shawbak, que es el antiguo castillo de Montreal que abandonaron los cruzados para irse a Al Karak. El castillo por dentro está completamente derruido, pero la vista arriba de la montaña es bastante bonita. Además tiene varias casas cuevas alrededor y el que dicen que es el hotel más pequeño del mundo, que en realidad es un escarabajo con un colchón dentro, donde entendemos que no se pueden alojar personas muy altas. Pero no deja de ser curioso el «hotel», que por cierto tiene un precio desorbitado para lo que es, y el señor que lo regenta.

Little Petra

Continuamos hasta little Petra dando un rodeo para pasar por las montañas y disfrutar del paisaje. Esperábamos que Little Petra fuera muy pequeñito,como indica su nombre, pero es más grande de lo que pensábamos. Este lugar es un suburbio de Petra, las afueras, vamos. Se supone que hay una ruta de unas dos horas a pie para llegar a Petra por la parte trasera, pero no nos termina de convencer el tema del retorno al coche, que tendríamos que dejar aquí aparcado.

Hay muy poca gente, además las construcciones nabateas se mantienen muy bien y, aunque no es tan impresionante como Petra, sí que merece la pena la visita. Además es gratuita.

Y, por fin, Petra

Conocemos a un chico súper majo que nos invita a ir luego a ver la puesta de sol a su campamento. Llegamos a las tres de la tarde a la entrada de Petra y, después de comernos un bocadillo de salchichón, entramos para ver lo que nos diese tiempo a ver antes de las cinco que cerraban. Hay bastante gente, pero no tanta como podríamos esperar porque hay mucha que ya está saliendo. Disfrutamos muchísimo del Siq y, aunque la llegada al Tesoro es espectacular, se ha deslucido un poco porque había mucha gente, pero aún así es increíble. Es tarde pero decidimos continuar un poco hacia las Tumbas Reales y el Teatro Romano. Hay una especie de maniobras, un montón de camiones de bomberos y policía y hasta buzos. Entendemos que será por las inundaciones que hubo recientemente.

Como parece que la gente no tiene ninguna intención de irse,  decidimos avanzar y subir hasta las tumbas. Cuando volvemos al Tesoro la gente ya se ha ido y hemos podemos estar completamente solos. Además, nos ponemos a hablar con uno de los chicos que están por allí y nos invita a un té. Curiosamente es clavado al chico que conocimos antes en Little Petra y, de hecho, creíamos que era el mismo. Le enseñamos la foto y nos dice que no es él, pero que le conoce. Tampoco es familiar suyo, pero reconoce que se parecen.

Otro de los chavales que están por allí nos dice que podemos subir al mirador del Tesoro por un dinar, normalmente piden 5, que es una barbaridad. Le decimos que vale. No hay absolutamente nadie y es una maravilla ver el Tesoro desde el mirador sin gente delante.

Al bajar, un grupo de chavales, todos beduinos, nos invitan a bailar con ellos. Tienen música y están cantando y bailando, muy animados. Nos dicen que no nos preocupemos por la hora de cierre, que como si queremos quedarnos hasta que empiece Petra by night, no hay problema. Como no tenemos entrada y tampoco queremos salir a oscuras por el Siq, nos acabamos yendo cuando ya está empezando a atardecer. Somos los últimos turistas en salir de Petra y eso implica tener el Siq para nosotros solos. Una maravilla. Y, de remate, tenemos las velas de Petra by night para despedirnos, que ya las están empezando a colocar. Cuando queremos llegar a la entrada, son las 7 de la tarde, dos horas después de la supuesta hora de salida.

Vamos al hotel a darnos una ducha y después bajamos a cambiar algo de dinero, comprar desayuno para mañana y cenar. Probamos el famoso mushakan, el plato típico de Jordania que además está increíble de rico y, por supuesto, un hummus. Porque el garbanzo no puede fallar. De postre nos tomamos un warbat, que es una especie de baklava relleno de crema. Muy rico. La gastronomía de este país es una delicia, no podemos decir otra cosa.

Se nos ha hecho un poco tarde, pero da igual: mañana antes de que salga el sol nos vamos a volver a encontrar con Petra, que aún tiene mucho que contarnos antes de que pongamos rumbo al desierto.

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