Quizás sea demasiado raro decir que el destino lo fijó en 1921 un escritor ruso al publicar el libro que terminaría por obsesionarme de manera definitiva. Aunque, tal vez, no fuera hasta muchos años más tarde que aquello terminaría por ser determinante. Un título en portugués y una promesa: una edición de cada país que visitemos. Y, cómo no, LA EDICIÓN era la rusa. En mi cabeza una idea recurrente: Mbi. Así es como en realidad empezó este embrollo.
Desde el momento en que fijamos Rusia como nuestro siguiente destino, me dediqué a leer todo lo que pude encontrar sobre el país. No teníamos ni los billetes comprados, pero ya había leído decenas de blogs y diarios de viaje que me habían terminado por convencer de que este tenía que ser el primer sello de mi nuevo pasaporte.
Y hablando de pasaporte.. lo primero que tienes que saber si vas a viajar a Rusia es que te va a tocar hacer papeleo. Supongo que las agencias de viajes se ocuparán de todos estos trámites de manera invisible al usuario, pero yo soy de las que se mete de lleno: Compramos el vuelo a finales de febrero. La fecha elegida: junio. No a finales, como me hubiera gustado (problemas de calendario), pero cerca. Junio es el mes por excelencia para visitar San Petersburgo por sus famosas noches blancas. Si no sabes lo que son, googlea, te sorprenderás.
Mi siguiente paso fue renovar el pasaporte. Mi viejo compañero de batallas estaba a punto de caducar y necesitaba hacerme con uno nuevo. Esta vez, me hago mayor, ya serán 10 años los que pasemos juntos. Espero quedarme sin hojas (qué mínimo!). Hasta aquí, todo normal. Eso fue lo fácil. Luego vino todo lo demás. Para ir a Rusia necesitamos un visado. Antes se podía conseguir directamente en el consulado, pero ahora hay que hacerlo a través de un intermediario: Central de Visados Rusos.
Para obtener tu visado necesitas lo siguiente:
- Pasaporte con una validez mínima de 6 meses desde la fecha de finalización de tu viaje a Rusia.
- Carta de invitación (Visa support)
- Seguro médico.
Lo demás es una carrera de obstáculos para obtener todos estos papeles por el precio más ajustado posible, rellenar la solicitud y pagar las tasas pertinentes. La sencillez de estas tareas es inversamente proporcional a lo que quieras gastarte en tu visado, pero asumible, en cualquier caso. Además, adquirí online entradas para el Kremlin y el Museo del Hermitage y los billetes de tren que nos llevarán de Moscú a San Petersburgo. Tuve un pequeño problema al hacer uno de los pagos con tarjeta de débito, así que recomiendo pagar con tarjeta de crédito este tipo de cosas.
Con toda la documentación lista, ya sólo queda preparar el itinerario y hacer las maletas… destino Moscú 🙂