Cuando empezamos a plantearnos cuál sería nuestro gran viaje de 2017, no teníamos nada claro el objetivo: Sudamérica por un lado, sudeste asiático por otro, Etiopía y nuestras ganas de regresar a África… todo nos atraía, queríamos ir a todas partes pero, como siempre, había que tener en cuenta nuestros muy preciados y limitados días de vacaciones. El caso es que una tarde, buscando vuelos, encontré uno bastante barato para Nepal. No era uno de nuestros destinos en mente pero empezamos a darle vueltas al tema y, en menos de 24 horas, en nuestra cabeza no había cabida para otro destino. Nuestro viaje de 2017 iba a ser Nepal, estaba claro.
La combinación más sencilla era con India, concretamente con la zona norte. Abu Dhabi se coló en el viaje casi sin querer: Mirando vuelos, vimos que por apenas 20 euros más, podíamos alargar la escala en Abu Dhabi lo suficiente como para que nos diera tiempo a salir del aeropuerto, visitar la Mezquita y algo de la ciudad. No lo dudamos. Un 3×2 en toda regla 🙂
A la hora de planificar la ruta en Nepal descartamos hacer trekking: por la falta de tiempo, insuficiente para adaptarse al mal de altura (se necesitan 2-3 días para adaptarse al subir, y otros tantos al bajar) y tambien porque el último año he tenido problemas con mi rodilla y no me parecía lo más sensato meternos en un trekking, sabiendo que podía fallarme en cualquier momento. En lugar de eso, nos decidimos por Pokhara y Bandipur. Decidimos hacerlo en autobús porque los vuelos eran muy caros y nos apetecía vivir la aventura. No nos arrepentimos, pero fue agotador. Con todo, volvería a hacerlo exactamente igual.
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En cuanto a India, después de darle muchas vueltas a todo, leer infinidad de diarios, calcular distancias, descartar ciudades y demás, acabamos haciendo una lista de lo que queríamos ver. La primera decisión a tomar era si lo hacíamos en tren o en coche. Ya escribiremos más detalladamente sobre este tema, pero por tiempo y otros motivos nos decantamos por el coche para los trayectos intermedios.
Contactamos con varios conductores y agencias que habíamos visto en blogs y foro. Al final, nos decidimos por Mahendra por lo que nos aportó al viaje: intercambió con nosotros (¡hasta 95 emails intercambiamos!) para cuadrar todo lo que queríamos ver. Incluso nos propuso algunas opciones que nos pillaban de paso y que no conocíamos. La verdad es que, visto con retrospectiva, tenemos muchísimo que agradecerle: India es un país con muchísimas opciones y con una forma de hacer las cosas bastante distinta a lo que estamos acostumbrados, así que contar con alguien de allí, que sepa como funcionan las cosas, y que te ayude facilita todo mucho. Sin ayuda no hubiéramos descubierto, por ejemplo, lugares como Gwailor o Khajuraho, que han sido dos de los sitios que más nos han gustado.
Al final, la ruta quedo tal que así: la primera ciudad elegida en India fue Amritsar, en la zona de Punjab. Quizás la más problemática porque pillaba muy retirada del resto de ciudades. Al final, Mahendra nos propuso un par de vuelos que encajaban como un guante y nos quitamos un quebradero de cabeza (y un precio bastante razonable). Jaipur fue la siguiente: la ciudad rosa, el palacio de los vientos y el fuerte Amber eran imprescindibles. Descartamos Jaisalmer y seguimos la ruta hacia Agra. Fue una decisión difícil porque quería ir a toda costa, al final comprendimos que era inviable. Lo cambiamos por Orchha y Khajuraho, que nos pillaban en ruta. No he visto Jaisalmer (queda esa espinita), pero no me arrepiento de haber visitado estas dos ciudades. Además, aprovechamos para visitar Fatehpur sikri y Abhaneri. No es de lo que más nos gustó, pero ciertamente nos pillaban de camino y si se va a pasar cerca, merece la pena visitarlo. Gwailor, sin embargo, si que nos parece un imperdible del que apenas se habla. Nos dejó maravillados su fuerte y, sobre todo, nos encantaron sus templos hindús. Después Orchha cogimos el tren nocturno hacia la mítica Varanasi. Y de ahí, para ahorrar tiempo, un vuelo a Delhi. En general el viaje ha sido muy intenso, pero no nos hemos sentido fatigados en ningún momento. Supongo que todo lo que veíamos era tan espectacular que sólo nos quedaban ganas de más y más cada noche.
Solo nos quedaba decidir como ir de de Nepal a India. Al final, optamos por avión: Por tierra nos suponía mucho tiempo y, además, otra vez gracias a Mahendra, encontramos un vuelo por menos de 50 euros por cabeza que nos resolvió la papeleta y nos regaló una de las mejores experiencias de viaje: sobrevolar el Himalaya. No puedo más que recomendar hacer esta ruta en avión, la vista lo merece. Eso sí, en horas de luz. Tiene que ser una pena volar de noche y perderse unas vistas tan impactantes.
Sinceramente, dudo que modificara el viaje. Vivir Diwali en Nepal fue espectacular y la única espinita que me queda es no haberlo vivido también en India. Pero lo de desdoblarnos aún no lo llevamos bien. Todo fue perfecto, no tuvimos ni un sólo contratiempo o problema. Creo que aprovechamos al máximo los días de los que disponíamos y eso para nosotros es algo muy importante. La mejor sensación al terminar un viaje es la de que volverías a repetirlo exactamente igual mil veces y esa es la que hemos tenido con este.