Amanecer en el río Madre de Dios (8)
Amanecer en el río Madre de Dios (8)

Amanecer en el río Madre de Dios (8)

 

El despertador suena a las 4 de la mañana y es como un mazazo ya que hemos pasado una noche bastante movida. Las belgas no paraban de hablar y, como esto es completamente abierto, era imposible no escucharlas. Estamos todos bastante mosqueados con ellas por que, para colmo, aparecen las últimas. Personalmente me resulta indignante su falta total y absoluta de respeto hacia el resto, tampoco comprendo que no quisieran descansar teniendo en cuenta que hoy madrugábamos para ir a ver la colpa de Loros.

Amanecer en el río

Salimos a las 4:30 hacia la barca, el trayecto hasta la colpa es de aproximadamente una hora pero es maravilloso porque nos permite ver amanecer sobre el río, algo verdaderamente impresionante. Si ayer nos dejó maravillados el cielo cubierto de estrellas, verlo hoy teñirse de colores rosados y violetas nos deja boquiabiertos.

La colpa de loros

Lo que se conoce como colpa de Loros no es más que una pared de arcilla a la que distintas aves, principalmente guacamayos, acuden a comer a estas horas cada día.

Una colpa es una pared de arcilla en la orilla de un río que se forma naturalmente por la erosión del río.

La actividad  empieza poco antes del amanecer, cuando los primeros loros se acercan a la zona de la colpa, este primer grupo se posa en las copas más altas de los árboles cercanos para esperar al resto, mientras vigilan que no haya predadores en la zona.  A medida que avanza el tiempo, van llegando cada vez más loros, que cuando se sientes seguros en la zona se congregan en grupos en la colpa para consumir la arcilla.

El único problema de la colpa es que nos tenemos que quedar bastante lejos para no espantar a los loros, por lo que sin prismáticos no se ve nada. Afortunadamente, nos prestan unos con los que sí se puede ver a los loros y apreciar su colorido plumaje. Además, uno de los guías que nos acompaña es ornitólogo y nos cuenta bastantes cosas, como cuales son las especies más raras o como se comportan.  También nos comenta que está participando en un concurso internacional que consiste en encontrar el máximo número de aves distintas en su país, ya sea con fotografías o simplemente oyéndolas, aunque lo cierto es que no nos quedan muy claras las bases.. xD

Adiós, Amazonas

Cuando acabamos la excursión regresamos al lodge a desayunar y a despedirnos, con mucha pena, de nuestro pequeño hogar en la selva. Han sido dos días y medio pero nos ha parecido mucho más tiempo. Nos quedaríamos encantados más tiempo aquí pero nos queda mucho viaje por delante ya que, aunque no lo podamos creer, apenas llevamos una semana de viaje.

El vuelo de vuelta no es tan espectacular como el de ida porque, por desgracia para nosotros, está nublado y apenas sí se puede ver un trocito de vegetación entre tanta nube. Al llegar, compartimos un taxi hasta nuestro hostal con la pareja de españoles del lodge que, casualmente, se quedan en un sitio que está en la misma calle. Nos despedimos ahí ya que ellos se van a descansar y nosotros queremos aprovechar nuestro último ratito en Cuzco 🙂

Últimas horas en Cuzco

Nuestra primera parada es algo que dejamos pendiente en la ciudad: el Coricancha, o el Convento de Santo Domingo. Como en todas las construcciones Incas, los españoles construyeron encima del sitio original en su intento por convertir a la gente de la zona. El resultado es bastante impresionante, ya que el convento se eleva en altura gracias a la base construida por los Incas y, además, se encuentra rodeado de una gran explanada verde. Entramos en la Iglesia, que nos sorprende porque es algo diferente a lo que estamos habituados. En cada arco hay un cuadro con un niño con alas de colores, representando las diferentes aves de la zona. Por la indumentaria de los chavales, y porque uno lleva algo que se asemeja mucho a una espada láser, creemos que estas pinturas son bastante modernas.

De allí nos vamos a comer al mercado, ya que el último día nos quedamos con ganas de comernos un menú. Nos pedimos uno de lomo salteado y otro de milanesa de pollo, ambos acompañados por sopa y ensalada, en total por 10 soles.

Al salir del mercado, en lugar de regresar hacia el centro, nos vamos en sentido contrario. A medida que nos alejamos vamos viendo como todo se vuelve menos turístico. Nos encontramos con un mercadillo callejero en el que nos perdemos un rato, hasta que una pareja de borrachos se acerca a nosotros y una mujer nos advierte de que tengamos cuidado con ellos, así que nos alejamos de la multitud para evitar problemas y regresamos dando un paseo al centro.

Probamos en un puestecillo callejero una especie de churro relleno de dulce de leche y nos lo tomamos sentados en la plaza de San Francisco donde, como parece ser habitual, hay alguien dando un espectáculo callejero. Esto es algo que hemos visto varios días en esta plaza y básicamente es una persona hablando, con una especie de monólogo, rodeada de otras que prestan atención a lo que dicen y le dan dinero. Es como tener el teatro en la calle. Estamos un rato observando curiosos y seguimos la ruta hasta la Plaza de Armas donde nos quedamos otro rato sentados y observando a la gente pasar. Luego nos vamos tranquilamente hasta el mirador de San Blas y aprovechamos para entrar al Museo de la Coca, que es gratuito y sorprendentemente interesante.

Como nos entra hambre, nos cenamos una empanada y una brocheta de pollo que compramos en la calle y nos damos otro paseo por el centro mientras nos lo comemos. Cansados ya por la altura, que hoy sí que hemos notado, volvemos al hotel a recoger las maletas y paramos un taxi que por 5 soles nos lleva hasta el autobús, ya que Betty nos ha recomendado que no vayamos a pie por esa zona de noche con equipaje.

Un hotel sobre ruedas

Cuando llegamos a la estación está saliendo otro autobús, así que nos toca esperar un rato hasta que llega nuestro turno. Nos etiquetan las maletas y nos dan un recibo para que podamos recogerlas cuando lleguemos a destino, además nos graban entrando en el autobús con una pequeña videocámara.

La estación de Cruz del Sur no es la estación terrestre de Cuzco, esto es algo importante a tener en cuenta si se va a viajar con esta compañía.

Los asientos están muy bien. Cuando los compramos los asientos cama estaban agotados, así que tuvimos que conformarnos con los semicama, pero están tan bien que nos da un poco igual. Además nos facilitan mantas y una bandeja con algo de cenar, aunque estamos llenos y no nos lo comemos. Nos recostamos en nuestros asientos y nos preparamos para pasar una noche movidita.

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