Desayunamos los croissants con chocolate y turrón que compramos ayer y, junto con un café, nos ponemos en marcha. Queremos pasar por el Palacio de la Cultura antes de ir hacia el tour al monasterio de Rila. Y, aunque el edificio es masivo y el jardín que lo rodea está bonito le falta movimiento y vida. Posiblemente también influya que las fuentes están todas cubiertas para resguardarlas del frío. Nos han dicho que hace unos días estaban a -11º. De hecho, aún se ven restos de nieve por la calle.
Cómo ir al monasterio de Rila
Se nos ha hecho más tarde de lo que pensábamos, así que aceleramos hasta la plaza de Alexander Nevsky, donde nos reciben dos autobuses y un par de guías que hablan español más que decentemente (la mitad del grupo es español). Aunque no somos nada fanes de las excursiones en grupo, sin alquilar coche está era la forma más fácil de hacer las 2h hasta Rila y que diese tiempo a ver en el mismo día la iglesia de Boyana.
Aquí vamos a ser completamente honestos, como siempre. La excursión la hacemos con un tour organizado que hemos reservado a través de Civitatis, después de visitar muchas páginas y agencias, siendo esta la opción más económica y completa que hemos encontrado. Sí, os hemos puesto el link de afiliación pero no lo recomendamos por los céntimos que nos van a dar, si es que nos dan algo. Sinceramente es la forma más cómoda y fácil de ir a ambos lugares, sin volverse loco. La alternativa es alquilar un coche, porque la opción del transporte público es excesivamente complicada para una excursión de un día.
La excursión tiene la desventaja de que es un grupo grande, pero la ventaja de que llevas a un guía que te cuenta la historia del lugar. En nuestra opinión, no merece la pena pagar los 10€ adicionales por tener un guía en el monasterio de Rila, porque te cuentan todo en el autobús y en la iglesia de Boyana te lo cuentan hayas pagado o no. Es decir, no vas a notar más diferencia que una minicharla de 10 minutos al llegar al monasterio de Rila, que nosotros aprovechamos para hacer algunas fotos antes de que se empezara a llenar todo de gente.
Más o menos todos están por el precio y, al llegar al autobús, vimos que había gente que venía de Viator, Civitatis y demás webs del rollo. Miramos la excursión con la agencia local que la realizaba y el precio era de 35€, así que sale bastante mejor cogerlo a través de Civitatis.
El monasterio de Rila
Filipe nos hace el translado hasta el monasterio de Rila sorprendentemente ameno, contando distintas anécdotas y la historia del monasterio y de la zona. El monasterio de Rila es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y está construido a gran altitud en un valle entre las montañas de Rila. Está consagrado a San Iván Rilsky, también conocido como San Juan de Rila, es una figura muy importante en la historia y la cultura de Bulgaria. Fue un ermitaño y santo ortodoxo búlgaro que vivió en el siglo X. Es considerado el patrón espiritual de Bulgaria y uno de los santos más venerados en la Iglesia Ortodoxa Búlgara. Se cuenta que vivió en esas montañas. Concretamente, en un árbol hueco, según la leyenda,alrededor del cual se fundó la orden que hoy habíta el monasterio.
El monasterio de Rila es famoso por su impresionante arquitectura de estilo renacentista búlgaro, que combina elementos medievales y barrocos. Su iglesia principal, conocida como la Iglesia de la Natividad de la Virgen María, está decorada con frescos excepcionales que datan de los siglos XIV al XIX, algunos de los cuales son considerados obras maestras del arte ortodoxo.
Además de su belleza arquitectónica y artística, el monasterio de Rila es un importante centro espiritual y cultural en Bulgaria. Durante siglos, ha sido un lugar de peregrinación para los fieles ortodoxos, así como un centro de preservación de la identidad nacional y religiosa búlgara. Nosotros lo teníamos en el punto de mira desde hacía mucho tiempo y fue el principal motivo del viaje a Bulgaria. Con tal expectativa, nos preocupaba decepcionarnos… pero en absoluto.
El edificio en sí mismo es una pasada: como todas las iglesias-fortaleza de la región, por fuera tiene altos muros y parece un castillo. Sin embargo, por dentro, es un claustro de 3 alturas, con terrazas decoradas en madera, blanco y negro. Además, está todo nevado y se ve la montaña y los árboles sobresaliendo por detrás de las murallas, con que la estampa es de cuento. Solo fastidiado por la gran cantidad de turistas que hay recorriendo el monasterio.
En el centro del patio se encuentran una torre del homenaje y la iglesia en sí misma, con unos increíbles frescos, tanto en el interior como en el exterior. Nos recuerda muchísimo a los monasterios pintados de Bucovina que vimos en Rumanía. Aunque estos son casi 200 años más recientes.
Aprovechamos la hora y media que tenemos para comprar también una mekitsa, una especie de churro redondo y aplastado que vende el horno en la parte de atrás del monasterio. Es lo único que hay en la zona y está hasta la bandera. Pero está muy rico, todo sea dicho.
Otra comida búlgara
Nos recoge el autobús y nos lleva hasta un restaurante en el que han reservado. Según nos explica, en invierno solo abre este restaurante «grande» en la zona y al ser fin de semana es conveniente reservar, sobre todo porque hace frío para comer en el exterior. Aunque llevamos los panes rellenos que compramos ayer (que, por cierto, nos dejan comer en el interior, como hacen unas italianas que van con nosotros), nos parece que la comida está a buen precio y nos apetece algo caliente: pedimos una sopa de judías, una ensalada skoppa y unas patatas fritas con queso (de nuevo, todo típico). De postre pedimos es la tarta casera de galletas de la casa, que resulta estar espectacular. El precio razonable, realmente no parece la típica trampa para turistas.
Cogemos el bus de vuelta, con nuestro guía un poco borracho -bastante- cantando en varios idiomas (arameo, búlgaro, español..) puesto que tenemos que estar en la iglesia de Boyana a las 16:00, antes de que cierren.
La iglesia de Boyana
Esta iglesia está muy cerquita de Sofía, a los pies de la montaña. Destaca por sus frescos, que datan de los siglos XI, XIII y XIV. El cuerpo de la iglesia está construido en tres fases, siendo tres edificios diferentes que se han anexado. Se nota bastante por fuera y también al entrar. Los frescos están muy bien conservados pero, sobre todo, parece que representan muy fielmente la moda y usos de la época. Además, también es interesante que cada cara y gesto es distinto. Estos frescos son considerados obras maestras del arte medieval búlgaro y son conocidos por su alta calidad artística y su estado de conservación excepcional. Representan escenas religiosas y seculares, así como retratos de dignatarios búlgaros y miembros de la familia real.
Fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979, en reconocimiento a su importancia cultural y artística. Los frescos de la Iglesia de Boyana son algunas de las obras más impresionantes del arte medieval búlgaro. Representan una fusión única de estilos artísticos bizantinos, orientales y occidentales, y son conocidos por su alta calidad artística y su estado de conservación excepcional.
A la iglesia tenemos que pasar en grupos pequeños, de máximo 15 personas, y con tiempo limitado (10 minutos por grupo). Lo controlan con un cronómetro. También han instalado aire acondicionado para mantener la temperatura constante. La verdad es que nos encanta que se tomen tantas molestias y que cuiden tanto su patrimonio, así da gusto.
Iglesias y sinagogas
Cuando pasamos todos volvemos al autobús y en quince minutos estamos en el centro de nuevo. Son las cinco de la tarde y empieza a atardecer de nuevo, así que apretamos el paso para llegar a la iglesia de San Jorge. Esta iglesia está en el patio de uno de los edificios ministeriales que da a la asamblea Nacional, semienterrada (a ras de las ruinas de Serdika). Dicen que está así porque el régimen comunista no la quiso destruir por ser patrimonio histórico pero tampoco la quería exponer así público, con que la dejó rodeada y oculta.
De ahí intentamos ir a la sinagoga, que está cerrada, y al mercado de las mujeres pero también están recogiendo cuando llegamos. Al mercado central ni intentamos ir porque está cerrado por reformas. Aprovechamos para hacer una compra rápida de desayuno y continuamos por el bulevar, que sentimos que hemos recorrido ya tantas veces. Efectivamente, el NDK con gente es otra cosa. Se parece más a una de estas plazas lationomericanas o de Asia central que tanto nos gustan, con gente en los bancos y niños jugando. En este caso, al escondite inglés.
Nos vamos a la sala común del hostel a pagar y a comer la comida que no hemos comido hoy. A pesar de estar desmenuzados y fríos, nuestros bollitos de queso, espinacas y demás están bien buenos.. aunque como nos suele pasar, son demasiados.
Aprovechamos también para confirmar los detalles de la excursión que hemos reservado está mañana en el autobús. Dado que ya nos hemos recorrido todo Sofía, hemos pensado en irnos a Skopje y así conocer Macedonia, que es un país que pilla un poco a desmano desde Madrid porque no hay vuelos directos. Los buses están bastantes llenos y no nos cuadran los horarios, y los trenes no parecen una alternativa si vas con poco tiempo. Así que, a pesar de que sale bastante (muy) cara, hemos decidido darnos un capricho y hemos cogido una excursión para que nos lleve y nos traiga mañana a la capital de Macedonia. Un país más, y una oportunidad de hacer un dos por uno en con un destino al que no resulta fácil llegar desde Madrid.