El Teide, cetáceos y estrellas (17, 18)
El Teide, cetáceos y estrellas (17, 18)

El Teide, cetáceos y estrellas (17, 18)

 

Iniciamos el día muy temprano y con muchas ganas. Tenemos el acceso al pico del Teide reservado desde hace semanas y es una de las actividades que más nos apetecía realizar en este viaje. Ya solamente la ruta por carretera es una pasada, viendo amanecer entre los pinos. Paramos en el mirador de Chipeque, que es uno de los más espectaculares del parque, aunque la verdad es que todos lo son.

El Teleférico y la decepción

Al llegar al Teleférico llega el chasco: los senderos están cerrados por la nieve. No hay ningún aviso en la web oficial, de hecho nos encontramos con una pareja que sacó los permisos hace dos días y no les dijeron nada, pero los senderos llevan cerrados desde principios de enero… Muy decepcionados, nos planteamos si subir solo en el teleférico (No es precisamente barato, la subida y la bajada cuestan 74 € para dos personas). Nuestra idea inicial era solo subir y hacer el descenso a pie, pero ahora solo se permite adquirir subida y bajada. La mujer de la entrada nos dice que merece mucho la pena, así que nos decidimos a subir.

En qué hora 🙁

Decepcionante es poco. Lo único que se ve desde el mirador que hay a la salida del teleférico es la base del mismo. No se puede avanzar ni recorrer nada más. Nos parece un engaño absoluto subir en teleférico si no se pueden hacer rutas, la verdad. Ni siquiera es una vista impresionante o espectacular. Nos parece una verdadera estafa, sobre todo que no avisen abajo de que no se puede salir del recinto de teleférico. Nosotros, por cómo nos lo habían vendido abajo, creíamos que al menos podríamos bordear parte de la cima, aunque no pudiéramos descender.  Pero no, apenas son 100 metros lo que te puedes mover. Una estafa.

Si ya nos parece bastante indignante ya que exista un teleférico privado que suba a la cima del Teide, con unos precios disparatados (claramente, orientados a turistas británicos, alemanes o franceses), el colmo es que no avisen de que los senderos están cerrados, gestionen los permisos como si tal cosa y no te expliquen a qué da realmente acceso el teleférico. Nosotros, desde luego, no lo recomendamos.

Los Roques de García

Estamos bastante mosqueados, pero estamos en un parque nacional maravilloso y decidimos no hacer más sangre y disfruta del entorno, que no todo va a ser malo: bajamos hasta los Roques de García y nos ponemos a hacer la ruta 3. La verdad es que los senderos están bien indicados y el paisaje es una maravilla: las formaciones rocosas son como de otro planeta y pasear por allí, a pesar de que hay gente, transmite mucha tranquilidad.

Vemos, además, un grupo de lagartos canarios que nos parecen una pasada. Son unos lagartos endémicos de la isla, que nos recuerdan un montón a los dragones de Komodo (pero en pequeño) y que, al parecer, están en peligro de extinción. Y aquí viene el segundo enfado del día, porque nos encontramos con un grupo de alemanes que se ponen a darle plátano a los lagartos. No sé qué tipo de tara tiene esta gente, porque la verdad es que el hecho de que se te ocurra darle un plátano a un animal del que desconoces qué tipo de alimentación tiene, un animal que encima está en peligro de extinción pues me parece de ser un egoísta y un ignorante, pero lo mejor es que le echamos la bronca y nos dice que no pone en ningún sitio que esté prohibido. Tampoco pone que esté prohibido darle una patada voladora a un alemán, ¿no?  Lo peor es que al rato, en el aparcamiento, vemos a un británico sacando un dron de su maletero. Le decimos que no puede volar un dron en un Parque Nacional y nos dice que dónde pone eso… al final acaba guardando el dron, pero solo cuando le decimos que está prohibido y que conlleva multas de hasta 225.000€.  Que debería hacerlo por sentido común, es de tener muy pocas luces pretender volar un dron en un parque Nacional, pero en fin…

Cuando terminamos la ruta (incluyendo la comida a los pies de una a la que llaman la Catedral) seguimos hasta el mirador de Samara, del que nos habían dicho que es de los mejores de parque.. aunque para nosotros no se cuela en el top 10. Decidimos buscar otra opción y nos vamos al otro lado del parque, más cerca de la salida que queremos tomar, y nos ponemos con la ruta 14, hasta el alto del Guamazo. Las vistas son bonitas, pero lo cierto es que no llega al nivel de los Roques de Garcia.. que para eso es lo más bonito del parque :D.

 Calculamos y vemos que si terminamos la ruta no llegamos a ver el atardecer donde queremos  -en la  Meseta de Yesa, un sitio oculto y sin sendero recomendación de una nos ha contado una de las trabajadores del parque-, así que nos damos la vuelta y nos ponemos a explorar.. y casi a perdernos. Al no logramos encontrarlo y nos vamos a ver atardecer al mirador de la Tarta, que tiene unas vistas espectaculares del Teide. Para compensar las decepciones del hoy, Tenerife nos regala, además, un cielo con varios parapentistas descendiendo al atardecer con el Teide de fondo. Puro espectáculo.

Finalmente, ya de camino de vuelta a casa (sin entretenernos mucho porque hay toque de queda) paramos en el mirador de Chipeque y en el de Montaña Grande también. De nuevo.. impresionante. Que maravilla de sitio este parque!!

Último día en Tenerife

Nuestro último día en Canarias nos lo tomamos con calma. Ya tenemos más o menos visto todo lo que queríamos ver en Tenerife, así que vamos a dedicarnos a rescatar cositas de la lista que hemos ido dejando pendientes. Empezamos por Candelaria, un pueblecito famoso por su basílica y por las estatuas de los Menceyes, los «reyes» guanches.

Después vamos a Poris de Abona, un sitio que nos parecía espectacular en algunas fotos de Instagram que hemos visto pero, al que verlo en directo, nos deja un poco fríos. Seguimos hacia el Arco de Tajao que, esta vez si, es una formación natural bastante espectacular.. sobre todo para tenerla como la tienen, en medio de un descampado sin señalización alguna. De hecho, nos cuesta un rato localizar cómo se acceder. Lo bueno es que no hay nadie cuando llegamos.

Tajao, además, tiene una playa/acantilado que está a 5 min del arco. Vamos con mucha expectativas (de nuevo el maldito instagram y los buenos fotógrafos) y, aunque el sitio es bonito, no es tan alucinante como parecía.. aunque es cierto que al atardecer debe de ganar bastante.

Se acerca la hora de comer, así que nos vamos a un sitio que hemos visto con muy buena puntuación, se llama El Cordero y nos enamora cuando llegamos… ¡es un restaurante en medio de una plantación de plátanos! Las mesas están situadas entre las palmeras, un alucine… y encima la comida riquísima, bueno, como toda la comida canaria. No sé qué va a ser de nosotros sin mojo para empezar cada comida.

Tras la comida nos vamos hasta Los Gigantes, desde donde sale nuestra excursión. Vamos a ir a ver cetáceos, ya que esta zona es una de las mejores de toda Europa para hacerlo. Por cierto, en el barco nos meten a todos los que tenemos la excursión a esa hora, de distintas agencias… y es curioso porque en cada agencia cobran un precio distinto, algunos el doble incluso.  Nosotros, por suerte, hemos comparado antes de reservarlo y tenemos el más bajo. La excursión está genial, muy respetuosa con los animales y guardando las distancias, que es algo fundamental en estos casos. Vemos calderones, delfines moteados y delfines residentes, un montón además.

Por la tarde vamos al mirador de los Poleos, desde el que se ven las tres islas. Allí nos quedamos a ver el atardecer. Cuando cae el sol, nos vamos a los Roques de García, donde nos dedicamos a hacer fotos nocturnas aprovechando que está despejado y que hoy la luna llena sale tarde.

Y así ponemos el broche final a un viaje espectacular, volviendo a casa completamente enamorados de las islas Canarias.

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