Andalucía siempre es una buena idea, y más aún en invierno, cuando las temperaturas son más que aceptables y el turismo está en sus niveles más bajos. Así que en febrero decidimos que era el momento de hacer una escapada de fin de semana a Córdoba.
Un paseo bajo la luna
Nuestra llegada a Córdoba, ya de noche, no pudo ser más perfecta. Nuestro apartamento estaba ubicado a tan solo unos pasos del puente romano, muy cerca de la mezquita. Un lugar ideal para recorrer la ciudad y además poder disfrutar de un paseo nocturno con una preciosa panorámica de la ciudad desde la otra orilla del río.
Recorrer el casco antiguo de noche es toda una experiencia, con la animación de sus calles y la iluminación nocturna. Aprovechamos para reponer fuerzas en el bar Santos, un sitio pequeño muy cercano a la mezquita con una barra exterior de excepción y unas enormes tortillas ya míticas en la ciudad. También, cómo no, cae el primer salmorejo de fin de semana… el primero de muchos.
Recorremos la judería, paseando por sus calles empedradas y cargadas de historia. Córdoba es una ciudad construida a capas, donde las civilizaciones se amontonan unas sobre otras. Los romanos fueron los primeros en descubrir el potencial de este enclave, en el año 171 a.C, convirtiéndola en capital de la Hispania Ulterior.
Los siguientes en llegar fueron los árabes, en el año 711 comenzó el Califato que traería a Córdoba en el siglo X su época de mayor esplendor.
Y tras las árabes los cristianos, con Fernando III al frente y en una de sus peores épocas… al menos hasta que en el siglo XV los reyes católicos llegan a la ciudad y le devuelven parte del esplendor perdido.
La mezquita catedral
Nuestra primera parada de la mañana del sábado es la mezquita, a las 8:30 de la mañana. ¿Por qué el madrugón? Porque los sábados de 8:30 a 9:30 la visita es gratuita y así nos ahorramos los 11€ que cuesta la entrada en otro horario. Y total, nos gusta madrugar cuando estamos de viaje para aprovechar el día, así que…
La mezquita de Córdoba es una de las más impresionantes en las que hemos estado jamás… y son unas cuantas. Empezó como mezquita en el año 784 y es la tercera mezquita en extensión más grande de mundo, siendo superada únicamente por la de La Meca y por la Mezquita Azul de Estambul. Fue mezquita hasta el año 1238, cuando los cristianos conquistan la ciudad y la convierten en catedral. La fusión de ambas religiones y estilos arquitectónicos en el edificio es absolutamente brutal.
La judería
Nuestros pasos se encaminan hacia la judería, el casco viejo de Córdoba y el lugar por el que es una delicia perderse paseando. Lugares como la calleja de las Flores, un callejón «inventado» por el ayuntamiento de Córdoba -con gran acierto- para atraer el turismo y para convertirse en un símbolo de la ciudad. En este pequeño callejón sin salida se concentran los cuatro Patrimonios de la Humanidad que tiene Córdoba, ahí es nada… aunque hay que saber buscarlos.
El alcázar
Tenemos reservada la entrada al Alcázar de los Reyes Cristianos a las 11 de la mañana. En la puerta se agolpan los turistas que desconocen que es necesaria cita previa y están tratando de conseguir una, aunque ya no quedan hasta por la tarde. El precio de la entrada es de 5€ por persona y solo admiten pago con tarjeta de crédito.
Este edificio ha vivido muchas vidas. Empezó siendo el edificio de la Aduana, durante la época romana. Durante el Emirato de Córdoba pasó a ser el Alcázar andalusí, residencia real… hasta que la corte se trasladó a Medina Azahara en la época del Califato. Ya con los cristianos en la ciudad, Alfonso XI lo reformó para convertirlo en residencia real. Sus últimos ocupantes reales fueron los reyes Católicos. Después de eso pasó a ser la sede de la Inquisición y más tarde, hasta la Guerra Civil, fue una cárcel.
Los jardines son inmensos, aunque tiene truco. Realmente la parte más baja del jardín eran las huertas de Alcázar y, durante la época en la que fue cárcel, el lugar donde se ajusticiaba a los presos. Ahora son un agradable lugar por el que pasear entre naranjos.
Los patios
Después de comer nos vamos a visitar algunos de los patios que se encuentran abiertos al público. Esta tradición centenaria ya es Patrimonio de la Humanidad, con el famoso Festival de los Patios Cordobeses que se celebra normalmente en mayo, un concurso que genera muchísima expectación… y que llena de visitantes la ciudad. Se habla de que en el casco histórico de Córdoba hay unos 5000 patios, que se dice pronto.
Nosotros visitamos concretamente tres patios, totalmente gratuitos, que son una gozada. La verdad es que es impresionante lo cuidados que están y lo agradables que resultan.
Córdoba subterránea
Por la tarde, a las 4, empieza el tour de Arte en Córdoba. Visitamos en primer lugar un monumento funerario, situado muy cerca del Mercado de la Victoria. Es un enterramiento romano.Después vamos a un lugar muy peculiar: el sótano del Bershka. Y es que aquí, durante la reforma del edificio, se descubrieron unas termas romanas que se pueden visitar gratuitamente. La siguiente parada es el museo donde se ven los restos del coliseo que hubo en la ciudad. Por último, visitamos un patio particular, donde aún se conservan en el sótano los restos de patio árabe original de la vivienda.
Córdoba nocturna
Por la noche, a las 7, empieza nuestro segundo tour del día. Es un recorrido que ya hemos hecho esta mañana, pero esta vez con explicaciones y un poco de historia de contexto. La verdad es que nos gusta mucho. Lo hacemos con Paseando por Europa.
Medina Azahara
La mañana del domingo, después de dar un pequeño paseo por la judería y tomarnos un rico desayuno en una terraza junto a la muralla, nos vamos hacia Medina Azahara, situada a 8 km de Córdoba.
El coche se deja en un aparcamiento y después hay que entrar en el edificio donde se encuentra el museo para registrarse. La entrada es gratuita, lo único que hay que pagar son 2’5€ por persona de autobús lanzadera que une el museo con las ruinas y que pasa cada 15 minutos aproximadamente. Nosotros nos encontramos con una cola tremenda y tenemos que esperar tres autobuses para poder montarnos, tanto a la idea como a la vuelta.
Medina Azahara o Medinat Al-Zahra fue una ciudad palatina edificada por Abderramán III durante el califato. Su nombre viene a significar «la ciudad brillante» y es que en su día estuvo pintada totalmente de blanco, con detalles en rojo, por lo que cabe suponer que con el sol andaluz dando de lleno tenía que ser como un faro.
A día de hoy las excavaciones arqueológicas siguen en la zona y lo que podemos visitar es apenas un 12% del conjunto total, según calculan los expertos. A nosotros nos parece una maravilla el lugar, nos recuerda mucho a Persépolis y solo lamentamos no haber conseguido un guía porque cuando lo quisimos mirar ya estaban todas las visitas agotadas. Normal por otro lado viendo la cantidad de gente que hay.
Al final la visita se nos alarga tanto entre esperas que no nos da tiempo a ir a ver el castillo de Almodóvar, que se nos queda pendiente para la próxima visita a Córdoba.