Amanecemos en el hostal de sal, donde desayunamos con el resto del grupo. Los chicos franceses nos cuenta que ayer al ducharse se dieron cuenta de que la caldera estaba al mínimo, por eso el agua salía medio fría. Lo ajustaron y se pudieron duchar sin problemas.
Nos enfadamos bastante, después de pagar 10 bolivianos nos tuvimos que duchar con agua fría porque los muy cutres querían ahorrar gas, lo cual me parece increíble. Puede que 10 bolivianos no sean nada al cambio, pero aquí es una cantidad razonable y ayer sacaron, sin duda, mucho beneficio de nuestras duchas. Lo mínimo es que cumplan su parte y nos proporcionen una ducha caliente, si quieren subir el precio que lo hagan, pero esto es una estafa. Así que nos vamos a quejar. Al principio nos dicen que no, que ellos no habían manipulado la caldera, pero finalmente no pueden seguir negando la evidencia y acaban por devolvernos nuestro dinero. Sinceramente para nosotros es lo de menos, lo que realmente queremos es que no vuelvan a tomar el pelo a los que vengan detrás.
Este tipo de triquiñuelas es lo que menos me está gustando de Bolivia. La forma en la que tratan de aprovecharse del turista, ya sea ocultándole información como en el caso de los conflictos de Copacabana o Sucre, o escatimando en algo que claramente hemos pagado. Quizás sea porque venimos de Perú y la comparativa deja a Bolivia en muy mal lugar.
El salar de Chiguana y el volcán Ollagüe
Nuestra primera parada del día es este salar, cercano a la frontera con Chile. De hecho, durante todo el día estaremos recorriendo dicha frontera.
Aquí se encuentra parte de la vía férrea que une Uyuni con La Paz. Además, este salar cuenta con pequeños depósitos de boro y con un bonito paisaje con el volcán Ollagüe de fondo.
Precisamente este volcán es nuestra siguiente parada, o al menos el mirador desde el que se puede ver el mismo. Los paisajes aquí tienen algo especial, la combinación de colores y la calma que se respira es fascinante. Además, el saber que estamos en una zona volcánica tan importante hace de este lugar un sitio especial y diferente a todo lo que habíamos visto hasta ahora.
Y ahora otro ejemplo de la picaresca boliviana. No sé si os hemos contado que aquí es normal que los baños públicos sean de pago, normalmente rondan 1 boliviano. Pues bien, aquí en medio de la nada, donde no queda otra opción que pagar -ya que está prohibido utilizar la naturaleza como baño- tiene un coste de 5 bolivianos. En Perú, sin embargo, en Vinicunca hay baños gratuitos. Para mí, mucho más lógico, porque si no se lo pones fácil al turista terminará haciendo sus necesidades en plena naturaleza. Sobre todo si tienes en cuenta que para muchos el viaje termina directamente en Chile y venimos con el viaje completamente pagado. Nosotros tenemos la suerte de que nos han devuelto 20 bolivianos de la ducha, si no, no hubiéramos tenido nada para los baños.
Las lagunas Cañapa y Hedionda.
Llegamos al plato fuerte de día: las lagunas. Increíble la belleza de la laguna Cañapa, con su impresionante combinación de azules y el contraste de los mismo con el fondo en tonos tierra de las montañas. Si, además, le sumas el tono rosado de los flamencos andinos, obtienes una postal bellísima.
Los flamencos son precioso y los hay en multitud. Es importante no molestarlos ni acercarse demasiado -por fortuna nosotros contamos con nuestro teleobjetivo- ya que son aves migratorias que no regresan a los lugares en los que son importunados. Para evitar que esto suceda, lo mejor es procurar no hacer mucho ruido o invadir su espacio.
La laguna Hedionda es más bonita aún si cabe que la anterior, aunque tiene el pequeño inconveniente de que su olor es bastante más desagradable. Esto se lo debe al azufre que contiene. En esta laguna se pueden encontrar las tres especies de flamenco existentes: el andino, el flamenco James y el chileno. En esta época del año solo es posible ver el andino.
En esta ubicación aprovechamos para comer, en unas mesas de picnic que hay junto a la laguna y con unas increíbles vistas a la misma. Nuestro conductor nos prepara un rico y completo almuerzo que compartimos con nuestros compañeros de vehículo.
La última laguna de esta zona es la laguna Honda, que recibe su nombre de su ubicación entre montañas, no de su profundidad que apenas es de 30 centímetros. Esta laguna la vemos a un poco más de distancia, ya que no está permitido acercarse a la orilla.
El árbol de piedra y la laguna colorada
El paisaje cambia cuando llegamos a la zona de desierto de Siloli, una serie de formaciones rocosas producto de los fuertes vientos de la zona, entre las que destaca el Árbol de piedra, una formación geomorfológica del tipo seta rocosa. El viento ha erosionado la parte blanda de la roca dejando únicamente la dura, lo que produce el peculiar efecto que asemeja esta roca a la figura de un árbol.
Nos indigna especialmente que, pese a estar prohibido y haber varias advertencias en la zona, la gente se sube al árbol para tomarse fotos. Una auténtica falta de civismo y respeto que, por desgracia, no será la única que veremos durante el viaje. Es una pena que los turistas sean tan poco responsables y tenga tal carencia de respeto hacia los lugares que visitan. Los guías, por su parte, juegan un partido de fútbol improvisado junto a los coches mientras ignoran al grupo de turistas que acaban de dejar. Es una pena que el gobierno de Bolivia no vigile este tipo de zonas.
Nuestra siguiente parada es la Laguna Colorada, donde nos quedaremos a dormir. Aquí realizamos el pago de entrada a la Reserva nacional de fauna andina Eduardo Abaroa, que en realidad es toda la zona en la que hemos estado hoy pero el pago se realiza aquí.
El precio de entrada a la Reserva es de 150 bolivianos y es necesario guardar la entrada, ya que hay que mostrarla para salir.
Con una superficie aproximada de 54 kilómetros cuadrados y una profundidad de 35 centímetros, lo que más llama la atención de esta laguna es su intenso color rojizo, color que debe a los sedimentos del color rojo y pigmentos de algunos tipos de algas, teniendo tonalidades en sus aguas que van desde marrones hasta rojos intensos. Es realmente impresionante y cuesta creer que es real.
El refugio cuenta con baños y electricidad solar, pero no con duchas. Las habitaciones son compartidas para grupos de 6 personas.
Tras dejar las mochilas en el refugio donde pasaremos la noche, nos dejan algo de tiempo libre hasta la cena que aprovechamos para recorrer la laguna. No sé qué nos sucede exactamente, pero en un momento de camino nos despistamos y perdemos la senda principal, acabando metiéndonos en la zona protegida de la laguna, entre otras cosas porque la zona es un barrizal y por tratar de esquivar el barro nos adentramos más y más hasta que nos vemos atrapados. Un guarda de la zona nos ve y nos regaña, nos dice que salgamos como sea de allí ya que es una zona protegida y nos enfrentamos a una multa. Terminamos saliendo por el barro, ya que no vemos otra salida.
Le explicamos al guarda lo que nos ha sucedido y nos dice que tengamos más cuidado y no salgamos de la senda principal. Más tarde veremos que el problema ha venido porque hay una zona en la que no está bien señalizada y nosotros, como íbamos más pendientes de hacer fotos, nos hemos despistado. Nos sentimos fatal por esto ya que sabemos que es muy perjudicial para las aves de la zona, así que dejamos aquí el aviso para futuros visitantes: mucho cuidado con la senda, no os vaya a pasar como a nosotros.
Finalmente llegamos, cubiertos de barro, hasta un pequeño mirador desde el que se puede apreciar toda la laguna. Una vista increíble que merece mucho la pena. Además, nos coincide con el atardecer que, aunque es hacia el otro lado, no deja de ser un momento mágico.
Regresamos al refugio para cenar con nuestro grupo y, después, salimos a hacer algunas fotografías nocturnas. Esta vez sin alejarnos demasiado, ya que no hay ni una luz y no queremos volver a perdernos. Lo que vemos… nos deja alucinados: