El kraal y Sipi Falls (13, 14)
El kraal y Sipi Falls (13, 14)

El kraal y Sipi Falls (13, 14)

 

Hoy toca un nuevo madrugón. Aunque la visita de ayer al poblado nos dejó con muy malas sensaciones, vamos a ir al kraal, que es básicamente el lugar donde guardan a los animales los karamajongs. Nos han recomendado ir al amanecer porque es cuando resulta menos peligroso… y es que por las tardes las cervezas caseras ya se han acabado y las trifulcas entre ellos pueden ser más frecuentes.

El Kraal

Llegamos al kraal antes de que amanezca. Los karamajongs nos reciben desde la distancia, ignorándonos. Nuestro guía de hoy es un chaval joven, también karamajong, muy simpático.

En el karamajong hay principalmente hombres adultos y niños no muy pequeños, como de 10 años en adelante, aunque también hay una zona con mujeres y niños más pequeños. Viven de manera permanente aquí, con los animales, en tiendas improvisadas y temporales, ya que la idea es que estos puestos vayan rotando y también porque los kraal se van moviendo con frecuencia, ya que se trata de que el resto de tribus no lo tengan localizado para evitar que roben sus animales.

El kraal tiene distintos espacios para los animales, rodeados de espino para dificultar el acceso. Ha cabras, vacas… y camellos. Esto último no es lo más habitual, pero el dueño de este kraal es bastante «rico» y ha hecho traer estos animales desde Sudán.

El ritual

Los animales salen por la mañana y regresan al kraal por la noche, por eso el mejor momento de la visita es al amanecer o al atardecer. Por la mañana, además, se puede ver el curioso ritual del desayuno: con una lanza dos hombres hacen una incisión en la garganta de una vaca, sacan sangre de ella y la mezclan con leche. Luego  beben esa mezcla.

El sitio es terriblemente desagradable, todo sea dicho. Huele fatal porque el suelo es literalmente mierda de vaca. No hay ni un hueco que se libre, como mucho hay zonas en las que la mierda está más seca y es más factible pisar, pero mierda hay en todas partes. De vaca y de cabra, que también.

Pero claro, a medida que estamos allí y que nuestro guía va traduciendo lo que decimos, los karamojongs empiezan a mirarnos con menos desconfianza. Primero nos permiten hacer fotos, luego ya pasan a pedírnoslas y a correr a mirarlas entusiasmados porque, según nos dice el guía, no están nada acostumbrados a verse. De hecho la cara de una de las mujeres más ancianas cuando se ve en foto es un auténtico poema.

Le pedimos a nuestro guía su contacto y nos promete que si le enviamos las fotos se las llevará impresas para que las tengan, esto se lo traslada a ellos y entonces ya se desata la locura porque nadie quiere quedarse sin su fotografía, claro está. Es muy curioso porque el ambiente se ha relajado un montón, estamos ya todos de risas, pero al ponerles delante la cámara sus rostros se ponen completamente serios.

Intercambiamos preguntas. Ellos no nos preguntan nada, solo nos dicen que volvamos a visitarlos, que les llevemos ropa occidental cuando vayamos y que les gusta mucho mi membrana de goretex (claro, y a mí! xD). Nosotros preguntamos más sobre su estilo de vida… y aquí es donde nos cambia la visitón que tenemos de los karamajongs. El guía nos cuenta que las cosas están cambiando mucho los últimos años y que gran parte del cambio está siendo gracias al turismo. Como han visto que las comunidades que reciben más turistas son las que están más cerca de la civilización, muchos de estos pueblos se están trasladando… y eso implica estar más cerca de escuelas, médicos… por lo que muchos niños ya están siendo escolarizados. Además Naciones Unidas lleva tiempo trabajando en la zona también en este sentido y con campañas sanitarias. Esto ya es otra historia.

Los karamajong además nos parecen ahora más cercanos, podemos entender por qué viven como viven y qué valores tienen. Hablar con ellos nos ha hecho verles de otra manera y, desde luego, tenemos que agradecerlo que eso haya sucedido a nuestro guía de hoy.

De camino a Sipi Falls, ya dejando la región de Karamoja, vemos a unos militares escoltando un rebaño de vacas. Gerard nos explica que están devolviendo unas vacas robadas a sus legítimos propietarios.

Sipi Falls

Nuestro alojamiento en Sipi Falls es fantástico, tiene vistas a la cascada y unas habitaciones inmensas (lástima que luego descubramos que el agua caliente no funciona). Aprovechamos que tienen unos tallarines con una pinta estupenda para comer y después nos vamos a hacer el trekking por las cascadas. Como ya es tarde, lo vamos a dividir en dos partes, primero haremos las dos cascadas más pequeñas y por la mañana ya iremos a la última.

Nos acompaña un guía que, aunque al principio y hasta llegar a la primera cascada pensamos que es prescindible, después veremos que es necesario porque el camino de la primera a la segunda no está en absoluto indicado y atraviesa varias fincas particulares y zonas por las que sin alguien del lugar que sepa donde va vemos complicado acertar. Nuestro guía además nos explica bastante cosas sobre la zona y nos hace de traductor con la gente local, que también habla un dialecto propio.

El trekking es fabuloso, sobre todo por la vegetación de la zona. Hay unas palmeras autóctonas, llamadas sipi, que son las que dan nombre a la zona y que son muy bonitas. No es un trekking complicado y en total estamos como unas dos horas caminando. De camino a la última cascada pasamos por una casa donde hay unos niños jugando y al vernos se ponen a perseguirnos. Acaban viniendo con nosotros hasta la cascada y no podemos evitar ponernos a jugar con ellos porque son una ricura de niños. Se lo pasan bomba haciendo volteretas y viendo luego el vídeo, se ríen a carcajadas. Nuevamente acordamos con el guía que le pasaremos las fotos para que se las haga llegar a la familia. Los críos están encantados y hay un punto en el que David tiene una cola de 6 o 7 niños esperando a que les dé vueltas en el aire. Tanto nos entretenemos que al final se nos hace tarde para ir a pie hasta el punto donde vamos a ver atardecer, por lo que cogemos dos boda boda, que vienen a ser mototaxis.

El sitio donde vemos amanecer es un saliente de la montaña que rodea el valle, desde el que se puede ver toda la zona en su esplendor y además la cascada principal. Es un sitio precioso y un final fantástico para un día genial en Uganda.

 

 

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