Salimos temprano hacia Ngepi campsite, al inicio de la franja de Caprivi. Es un camping que nos han recomendado mucho y que tiene muy buenas opiniones, por lo que vamos con muchas expectativas.
Por el camino vemos varios puestecitos de artesanía donde venden figuritas de madera y cuencos. Paramos en uno de ellos y acabamos comprando un rinoceronte de madera tallada y unos elefantes, son muy bonitos y los precios bastante más bajos que en las tiendas. Además, nos cuentan que los hacen ellos mismos y nos gusta pensar que estamos contribuyendo a mejorar la economía local.
En esta zona el paisaje cambia, ya no nos encontramos las ciudades casi americanas que veníamos viendo hasta ahora, ni tampoco los paisajes desolados y sin nadie alrededor: Aquí hay varios núcleos de población que habitan en pequeños poblados de 4 o 5 cabañas construidas en madera, caña o adobe y con forma circular, cercadas con una valla. Nos recuerdan a las viviendas de los masái que vimos en Tanzania. Tampoco vemos ya caucásicos, aquí la población es mayoritariamente negra. También se nota que es una zona mucho más pobre.
Un camping ecológico
Llegamos al camping a medio día. El camino de acceso es algo complicado porque es de arena profunda y nos toca poner el 4×4. Posiblemente con un vehículo normal sea imposible llegar, aunque hemos visto de todo. El Ngepi campsite es un camping ecológico que funciona con paneles solares y agua del propio río junto al que se ubica (Lo indican claramente para que tengas cuidado y no te dé por beberla). Los baños son todos al aire libre, con vistas a la naturaleza y un sistema de puertas muy curioso: básicamente son unos palos que se colocan en la entrada para indicar que está ocupado. La intimidad en general brilla por su ausencia, pero la sensación de estar en plena naturaleza mientras te das una ducha es genial.
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Nos dan una parcela con vistas al río y una zona de césped en la que colocamos las mesas y las sillas para comer. Hoy tocan macarrones, un día más. La verdad es que la comida no está siendo lo mejor del viaje, pero hay que ser prácticos y al final lo más cómodo es esto: pasta, latas, embutido y sopas de sobre.
Después de comer nos damos una ducha porque las duchas, además de estar al aire libre, no tienen luz y cualquiera va cuando anochezca… Nos damos prisa por que a las 5 tenemos que estar en el embarcadero para el paseo en barca por el río que hemos contratado al llegar. Se puede hacer también en mokoro, son 2’5 horas y salen a las 4, el precio es más o menos el mismo, pero nos da más confianza el barco. El precio es de 220 NAD por persona.
Hipopótamos y elefantes
La experiencia es alucinante. Vemos un montón de hipopótamos en el agua. Muchísimos. De hecho, vemos un grupo de unos 10-12 aproximadamente, de los que alguno hasta nos abre la boca. Es impresionante lo enorme que es… y sabiendo que es el animal más peligroso de África -el que más muertes de humanos causa, condiferencia- da algo de miedo, para qué negarlo. A fin de cuentas, es una señal de advertencia para nosotros y los hipopótamos son muy territoriales y agresivos. También vemos a una pareja de búfalos paseando por la orilla y dos manadas de elefantes bañándose, que es una pasada verlos desde el agua, algo que no habíamos experimentado hasta ahora y nos encanta.
Los hipopótamos suelen pasarse el día en el agua, para refrescarse. Van en manadas y, lo más importante para no tener problemas, es no acercarse al macho dominante.
También vemos a un cocodrilo, pero se mete en el agua antes de que nos dé tiempo a hacerle una foto. La verdad es que hacer un safari acuático es algo diferente y muy interesante. Se ven las cosas de otra manera. En nuestra barca va una pareja de peruanos con un 600mm que es una pasada, ¡lo que daríamos por un objetivo así para nuestra cámara! Pero nos tenemos que conformar con nuestro 200mm, que tampoco está tan mal.
Tras la excursión regresamos a la parcela, donde cenamos algo antes de irnos a dormir. Estamos un poco en tensión porque se escucha bastante a los hipopótamos de río y, aunque sabemos que posiblemente pasen de nosotros, no deja de inquietarnos que puedan decidir darse un paseo por nuestra parcela… y, aunque no lo parece, los hipopótamos son posiblemente los animales más peligrosos que vamos a ver en este viaje, no en vano son los animales que más humanos matan cada año.
Mahango N.P
Nos levantamos por la mañana para ir a hacer un grame Drive por Mahango NP. Es un parque pequeño pero que está cerca del río y eso le da un punto diferente a Etosha, aunque no es lo único en lo que difiere de Etosha. Este parque tiene una ruta circular que recorre el camino principal y pequeños caminos que se desvían ligeramente al río, esta algo peor indicado y tiene menos animales. Eso sí, también es bastante económico: la entrada nos cuesta 170 NAD en total, para los cuatro.
Vemos dos cocodrilos en la orilla, aunque desde lejos. También vemos baobabs en el parque, uno de ellos bastante grande. Nos encantan estos árboles, son impresionantes. Hay elefantes, impalas, kudus y facóqueros, nada que no hayamos visto ya… pero conseguimos ver también un antílope sable, que son bastante difíciles de ver y que será el único ejemplar que veremos en todo el viaje.
Estos un ratillo hasta completar la ruta y salimos. Justo a la salida nos dicen que el coche que salió medio hora antes que nosotros ha visto un leopardo en el water hole. Se nos resiste el leopardo, no estamos teniendo nada de suerte con eso.
Katima Mulillo
Seguimos por la carretera hasta Katima Mulillo. Es una carretera tipo B, asfaltada y en bastante buen estado. El problema es que pasa por pueblos y hay bastante gente caminando por la carretera, alguno de ellos niños que tratan de que los coches paren para pedirles dinero o venderles cosas, se meten muchísimo en la carretera y es muy peligroso, hay que ir con mucho cuidado. No puedes ir rápido porque se echan encima del coche, de verdad que no entiendo qué intentan conseguir. Aunque pares obligado para evitar un atropello, dudo mucho que nadie compre algo con semejante actuación.
Comemos de camino en lo que creemos que es un área de descanso, pero que resulta ser una parada de autobús. Es gracioso porque estamos un rato mosqueados ya que la gente local se empieza a acumular a nuestro alrededor y nos mira raro, hasta que comprendemos que estamos ocupando su parada de autobús con nuestro picnic improvisado.
Paramos por el camino para comprar una sandía. Y esto es algo raro: no vemos apenas venta de fruta en las carreteras de aquí. Algo que en Asia es tan común, aquí es una rareza. De hecho, la fruta que hemos visto en los supermercados es bastante mala, posiblemente de invernadero y la mayoría viene de Sudáfrica.
Llegamos a Katima Mulillo y vamos al pueblo a buscar algo para cenar. Acabamos cenando en un sitio llamado Passione en el que probamos la carne de kudu, que es la carne de caza que tienen hoy. Está rica, aunque nos da un poco de cosa después de haber estado viendo los kudus esta mañana.
Regresando al hostal nos para la policía para preguntarnos donde vamos a estas horas. Son las ocho de la tarde.