Diario de Colombia (3 y 4): Isla Palma
Diario de Colombia (3 y 4): Isla Palma

Diario de Colombia (3 y 4): Isla Palma

 

Nos hemos levantado pronto para buscar algo de desayunar y venir al muelle a las 7:15.. porque había que estar 45 antes de que saliera el barco. Vamos con Tranq Easy, la compañía que hace la ruta y que nos ha costado la friolera de 100.000 pesos por persona. No es nada barato, desde luego, ir a las islas.

El barco que sale con 20 minutos de retraso -podríamos haber llegado con 3 minutos de margen- y hace una ruta por todas las islas, por lo que tarda un buen rato (bastante más de lo que nos dijeron ayer). Pasamos por Barú, Islas del Rosario y, por el camino. vemos varios sitios de los que estuvimos mirando cuando valoramos opciones para la zona -entre ellos la famosa La Casa de Agua, que nos parece un horror: Una barbaridad de gente en un espacio minúsculo, un agobio-

La isla con mayor densidad de población del mundo

Cuando llegamos a Tintipan tenemos que hacer un trasbordo y esperar a otra barca que nos lleve a Isla Palma (otros 10.000 pesos cada uno). Además, resulta que esta barca está aprovechando para hacer un tour que ha contratado una chica por varias islas y nos toca hacer el recorrido con ella. Vamos, que a Isla Palma llegamos sobre la 1 de la tarde, cuando según su propia web el trayecto es de una hora y media.

Lo bueno es que, cuando pasamos por Santa Cruz del islote, en el archipiélago de San Bernardo, aprovechamos para hacer la visita nosotros también.. el barco va a parar igualmente y no todos los días se conoce la isla con mayor densidad de población del mundo. Es un pequeño tour de 15 minutos, a 10.000 pesos por persona,  y la verdad es que es un lugar muy curioso: una isla creada de manera artificial, ganando terreno al mar desde 1870.  Actualmente tiene unos 800 habitantes de manera permanente, más los que van y vienen a lo largo del año.

Como su propio título indica, es un sitio bastante abarrotado para lo pequeño que es. Por eso posiblemente nos sorprende cuando nos cuentan que este lugar no han tenido ni un solo positivo covid. Sin embargo, sufrieron la pandemia de otra forma porque, aunque no tuvieron casos, sí que sufrieron el parón del país… y es que el islote es altamente dependiente de los suministros que les llegan del continente: tienen agua dulce (de lluvia) para dos meses al año, no tienen ningún tipo de cultivo o ganado y todas las basuras y desperdicios los tienen que recoger barcos y llevárselos al continente. Hay varios documentales sobre la isla, por ejemplo “Tanto, tan invisibles” o “Aislados”, de Marcela Lizcano. La verdad es que no esperábamos gran cosa de la visita y nos sorprende mucho descubrir este lugar y la forma en la que sus habitantes viven.

Un baño en el Caribe

Sobre las 13 llegamos a isla Palma y, tras comer (a un precio razonable para dónde estamos y lo que podrían cobrar), nos vamos a hacer algo de snorkel… bastante decepcionante porque no hay gran cosa bajo el agua. Eso sí, está muy calentita y limpia.. da gusto bañarse así! :-). 

Después del baño damos un paseo por la isla, en la que solo está nuestro ecolodge, un pequeño resort al otro lado de la isla y una reserva natural en medio. La verdad es que es un lujo estar aquí con apenas seis personas más (hemos tenido suerte porque normalmente suele juntarse más gente, pero hoy apenas tienen habitaciones ocupadas).

En el paseo nos adentramos por la jungla (hay un camino perfectamente marcado) y, para nuestra sorpresa, nos cruzamos con un pequeño ciervo, que nos mira y se va. Continuamos andando en silencio hasta que empezamos a escuchar sonidos de monos.. hasta que los vemos aparecer en las copas de los árboles, persiguiéndose entre ellos. 

Plancton luminiscente

Volvemos cuando ya está empezando a oscurecer.. y eso quiere decir que llega la hora de hacer el tour del plancton. No sabemos que esperar y nos encontramos que básicamente te montas en una lancha, te dejan en medio del mar y que, cuando te tiras al agua (con una máscara de snorkel), con el movimiento de tu propio cuerpo bajo el agua el plancton luminiscente se ilumina: cuando más te muevas, cuanto más rápido, más brilla. La verdad es que es algo bastante fascinante… aunque ni de lejos lo que esperábamos ver (las fotos que habíamos visto no tienen nada que ver con la realidad).

Al volver de la excursión nos damos una ducha y cenamos. El ambiente está precioso para sentarse y relajarse un rato en las hamacas (sin impregnados de repelente, que los mosquitos suelen tener hambre a estas horas), con el sonido del mar de fondo.. 

Amanece en Isla Palma

Amanece nublado y con mucho aire en Isla Palma, lo cual es un problema en una isla donde lo único que se puede hacer es disfrutar del sol y la playa, la verdad. Por suerte es el día que nos vamos, así que tras aprovechar un rato en las hamacas para leer relajadamente y desayunar, nos subimos al barco rumbo de nuevo a Cartagena. 

En Tintipan estamos más de una hora esperando al barco porque no llegan a la hora a la que se supone que tienen que llegar, cosa que tampoco nos sorprende porque ya a la idea llevaban un retraso enorme… así que se ve que es habitual esto. Cuando queremos llegar a Cartagena ya han pasado ampliamente las dos de la tarde y las nubes amenazan con descargar con fuerza.

Adiós, Cartagena

Nos damos una última vuelta por el centro hasta llegar al hostal y nos cogemos unas arepas para comer. Ya en el hostal pedimos un taxi para ir a la Terminal de transportes, que nos pilla bastante retirada. Al parecer hay otra más cerca, pero nosotros hemos reservado el autobús en la que está más lejos… hemos reservado con esta compañía porque nos aseguraron que no hacían paradas intermedias. 

De camino a la terminal empieza a llover con muchísima fuerza, tanta que se inundan las calles: las ruedas de los coches empiezan a desaparecer debajo de los 60-70cm de agua que se han alzado en cuestión de minutos. Cosa normal, por otro lado, porque en estos barrios no hay alcantarillado. Estamos pasando por barrios de estrato 1, muy diferentes de lo que se ve en el centro de Cartagena, que posiblemente es un estrato 5. La que se ha liado es monumental, el coche va prácticamente navegando y en las calles vemos escenas insólitas, como a los niños “duchándose” con el agua que cae de las canaletas de las viviendas. 

Ya en la terminal, reordenando el equipaje, veo que se me ha colado una minilagartija en la mochila. Sale corriendo y se esconde entre los asientos… 

Rumbo a Santa Marta

El autobús tarda una eternidad en llegar a Santa Marta. Se supone que eran 4 horas de viaje, pero salimos a las 5 de la tarde y llegamos a las 11:15 de la noche, por el camino un millón de paradas, algunas simplemente para que suban vendedores ambulantes o para que el conductor entregue paquetes. Impresionante el tema, la verdad. Cuando llegamos a Santa Marta cogemos un taxi para ir a nuestro alojamiento. Estamos agotados y es noche cerrada ya, así que nos metemos en la habitación a dormir, exhaustos.