Llevábamos mucho tiempo queriendo hacer un viaje en camper. Aunque Islandia fue un buen aperitivo, nos apetecía vivir una experiencia más completa, sin tener que depender de campings o alojamientos, con una libertad de movimiento total. Siendo absolutamente novatos en este tema, lo que nos pareció más factible era quedarnos en Europa y aprovechar para recorrer varios sitios que teníamos pendientes de visita desde hace años, como la Selva Negra, los Dolomitas o los lagos de Plivitce. Una ruta ambiciosa, muchos puntos para visitar y una experiencia completamente nueva.
La camper
Con diferencia, el mayor quebradero de cabeza del viaje. Alquilar una camper en Europa no es en absoluto barato y, además, hacerlo como queríamos hacerlo nosotros tampoco es fácil. Nuestra idea era alquilarla en Alemania y devolverla en Croacia… y solo encontramos una compañía que nos permitiera hacer algo así a un precio razonable: Indie campers.
Las campers que ofrecen son Fiat Ducato, con baño incorporado y bastante autonomía. Nosotros llegamos a pasar hasta 5 días sin vaciar depósitos o recargar agua, lo cual nos parece una maravilla en cuanto a autonomía se refiere. En nuestra ruta de dos semanas ha implicado pasar dos noches en un camping o area de caravanas de manera forzosa.
El precio era bastante razonable, unos 40€ por día, aunque claro está luego te meten cargos por todas partes… que si la cuota de servicio, que si el plus por devolverla en otra ubicación, que si la ropa de cama, que si el seguro, que si el kilometraje… vamos, que al final la cosa apunta más a los 90€ al día. Y ni tan mal, con los precios que habíamos estado viendo.
El proceso de reserva fue bastante sencillo y debemos reconocer que la comunicación con ellos ha sido muy fluida en todo momento, pero tuvimos un problema importante al hacer la reserva que nos supuso un contratiempo bastante costoso. Tras reservar, pagar y tenerlo todo organizado para recoger la furgoneta en Stuttgart y devolverla en Split, con los vuelos ya comprados y la ruta planeada, nos comunicaron que no iba a ser posible la devolución en Split. Al parecer, según supimos luego, el almacén donde realizaban la entrega lo habían tenido que cerrar y estaban buscando una nueva ubicación en la zona.
Eso supuso modificar el punto de devolución por el siguiente más cercano: Venecia. Hablamos de 650 km de diferencia, con lo que eso supone en combustible, tiempo y, por supuesto, vuelos… porque nos tocó comprar vuelos de vuelta desdes Venecia y cancelar los que teníamos desde Split (y, si habéis cancelado vuelos alguna vez, sabréis que solo os devuelven una parte mínima del dinero pagado).
Los vuelos
Los vuelos fueron el siguiente drama del viaje. Viajar a Alemania estaba por las nubes, desconocemos por qué razón. Nada que nos cuadrara (Frankfurt, Stuttgart, Múnich) estaba a un precio razonable, así que finalmente nos decidimos por Stuttgart porque, curiosamente, nos salía mejor de precio volar a esa ciudad haciendo escala en Frankfurt que volar directamente a Frankfurt… y, de paso, nos quitábamos algunos kilómetros de la ruta.
Sin embargo, el día antes del vuelo y de madrugada, Lufthansa nos avisó de que nuestra conexión de Frankfurt a Stuttgart había sido cancelada… ¡y nos ofrecía volar al día siguiente! Eso no era factible porque implicaba cambiar la fecha de recogida de la camper, las horas no nos cuadraban y era todo un desastre. Llamamos a Lufthansa y finalmente conseguimos que nos reubicaran en un tren… pero nada nos salía bien con ese vuelo. Salió tarde y llegó más tarde aún, por lo que perdimos el tren también. Al final nos tocó meternos en un tren posterior sin que nadie de Lufhtansa nos ayudara a nada, por suerte en información del aeropuerto sí fueron más amables y nos indicaron que podíamos coger cualquier tren con ese billete, ya que normalmente los revisores no ponían pegas al respecto. Y, afortunadamente, así fue.
La ruta
Lo que en inicio iba a ser una ruta de bajada a Split bastante lineal, quedó convertida en algo bastante más complejo tras el contratiempo que tuvimos con la camper. Ya nos habíamos hecho a la idea de visitar ciertos sitios y no queríamos perder la oportunidad de hacerlo, así que nos liamos la manta a la cabeza y nos pusimos a hacer kilómetros. Es cierto que somos dos personas con mucha experiencia en road trip, hemos hecho ya bastantes, nos gusta mucho conducir y no nos preocupa echarle horas a la carretera.
Empezamos en Stuttgart, bajamos hacia Suiza visitando varios castillos y pueblos de la Selva Negra. En Suiza pasamos por las famosas cataratas del Rin y, por capricho personal, fuimos a Vaduz para conocer el microestado de Liechtenstein. Después cruzamos Austria para llegar a Eslovenia y Croacia y, ya que estábamos cerca, improvisamos una visita a Montenegro y Bosnia. Todo fue bastante improvisado, llevábamos sitios apuntados y una idea de cómo enlazarlos, pero la realidad es que fuimos dejando que la ruta fluyera según nos iba apeteciendo. La suerte de llevar una camper es que no dependes de reservas hoteleras y gracias a la aplicación Park4night resulta muy sencillo encontrar un lugar donde parar a dormir cuando toca.
En total rematamos el viaje con unos 4200 km realizados, 8 países visitados.