Los guerreros de terracota de Xi’an (11)
Los guerreros de terracota de Xi’an (11)

Los guerreros de terracota de Xi’an (11)

 

Ahora es cuando confesamos que realmente ayer cogimos el servicio de autobús porque queríamos probar el desayuno buffet del hotel… y es que nos encontramos por sorpresa que nos lo habían incluído al hacer el upgrade y no queríamos desaprovecharlo. Son las 7:45 de la mañana, el día que más se nos han pegado las sábanas en todo el viaje, ojo. El desayuno es curioso, tienen noodles (que es lo que desayunan mayoritariamente los chinos), bastantes cosas saladas pero también algunas opciones dulces, como unos bollitos dulces de arroz. También hay gyozas y baos, que es por lo que tiramos nosotros. No es el típico desayuno de hotel, pero está rico y no deja de ser curioso. La verdad es que este hotel nos está encantando, tanto por ubicación como por servicios y trato.

Un trayecto curioso

Nos vamos hasta el punto de partida del autobús acompañados por el recepcionista, que pese a nuestra insistencia, se niega a dejarnos solos por si nos perdemos. Hay que ir literalmente a la vuelta de la esquina, pero bueno. Ahí nos deja, en la puerta de la agencia de viajes. Nos toca esperar casi media hora hasta que aparece el grupo, lo cuál nos empieza a mosquear porque nos habían dicho que salía a las 8:30 y son las 9:00 pasadas cuando salimos. Encima durante la espera han tenido un altavoz en bucle repitiendo lo mismo una y otra vez. El grupo es totalmente de chinos, no hay extranjeros. Se pasan todo el viaje dando explicaciones en chino, con un micrófono a gran volumen, lo cuál nos pone un poco la cabeza loca, todo sea dicho. Además hacen millones de paradas por el camino. Total, que al final llegamos a las 10:00 de la mañana pasadas. Hemos hecho el canelo, porque nosotros queríamos llegar sobre las 9 – 9:30 máximo. En fin.

 

Los guerreros de terracota

Nos cuesta un rato ubicarnos en el recinto, porque no está nada pensado para turistas extranjeros… pese a que, posiblemente, sea uno de los lugares de China más visitados por extranjeros. Es todo bastante caótico, no sabemos si porque el autobús nos ha dejado en alguna entrada rara. El hecho de que el recinto sea inmenso tampoco es que precisamente ayude.

Una vez dentro, localizamos los fosos que hay que visitar y empezamos por el principal, el foso 1. En este se encuentra el ejército de terracota, en el lugar donde se encontraron los primeros restos de los guerreros. Es un hangar inmenso, de 250 por 60 metros, repleto de gente que se ubica en los laterales. Se forman varias filas para poder hacer fotografías, pero es verdad que los chinos para esto son muy organizados y hacen la foto y se apartan, así que tampoco tenemos que esperar tanto.

Los guerreros de terracota son una colección de esculturas funerarias que representan al ejército del primer emperador de China, Qin Shi Huang, quien unificó el país en el siglo III a.C. Estas figuras fueron creadas entre el 221 y el 210 a.C., durante la dinastía Qin, para proteger al emperador en su vida después de la muerte. Las esculturas, hechas de terracota, incluyen soldados, caballos y carros en tamaño natural, que de hecho veremos más tarde.

El hallazgo de los guerreros de terracota ocurrió en marzo de 1974, cuando unos agricultores locales estaban cavando un pozo y descubrieron fragmentos de las esculturas. Este descubrimiento casual llevó a una serie de excavaciones arqueológicas que revelaron miles de figuras enterradas en varias fosas. Desde entonces, el sitio se ha convertido en uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo XX y un símbolo del antiguo poder y riqueza de la China imperial.

Entre las curiosidades más destacadas sobre los guerreros de terracota se encuentra la individualidad de cada figura; cada soldado tiene rasgos faciales únicos, lo que sugiere un alto nivel de artesanía y detalle. Y, si te fijas bien, se aprecian perfectamente las diferencias, sobre todo de los peinados. Las figuras estaban originalmente pintadas de colores vivos, aunque la pintura se ha desvanecido con el tiempo debido a la exposición al aire. Es por ello también que no se excava la tumba del emperador, aunque de eso hablamos en un rato. También se ha descubierto que las armas que portaban los soldados eran funcionales y estaban afiladas, indicando una preparación minuciosa para la vida después de la muerte. Vamos, que tienen un trabajazo detrás de impresión.

En directo impresionan bastante, por el nivel de detalle y por el número, claro está. Es increíble pensar que esto estuviera destinado a una única persona, y te hace recapacitar sobre el poder que tenía que tener para poder llegar a crear algo así. En los distintos fosos se han realizado distintos hallazgos, aunque ahora mismo hay poco que ver. Los fosos 2 y 3 no tienen apenas guerreros, salvo los que están expuestos en vitrinas. Aquí se encontraron los arqueros y el Estado Mayor, es decir, generales, comantadas, oficiales y personas de mayor rango. Se puede ver perfectamente por su ropaje y sus posturas.

Realmente los guerreros se hacían con unos moldes, para posteriormente personalizarlos y ensamblarlos. Una especie de cadena de montaje, vamos. Se cromaban y lacaban para protegerlas, para posteriormente meterlas en el foso donde con una cámara de aire los preservaban. Estuvieron 38 años para construirlo todo y se empleó a  más de 700.000 trabajadores. No se sabe a ciencia certa qué sucedió después con ellos, según relatos históricos y evidencias arqueológicas, después de finalizar su labor, muchos de estos trabajadores fueron ejecutados o enterrados vivos dentro del complejo funerario para mantener en secreto la ubicación y los tesoros de la tumba. Esta práctica no era inusual en la antigua China, donde los secretos imperiales debían ser protegidos a toda costa. Lo mismo que pasaba en el antiguo Egipto.

El museo también es curioso, tiene algunas imágenes de las excavaciones y, sobre todo, figuras de bronce que representan a animales (principalmente aves) y que se han encontrado en el recinto. Y dirás, ¿qué pinta un ave en un ejército? Pues resulta que aquí no solo estaba enterrado el ejército, no, es que esto era una miniatura del Imperio. Se recrearon ciudades enteras y también los ríos y mares, con su fauna incluída. El conjunto de estas figuras y artefactos crea una imagen compleja y detallada de la sociedad y el entorno que rodeaba al emperador Qin Shi Huang, proporcionando valiosa información sobre la vida, la cultura y las prácticas funerarias de la antigua China.

Qin Shi Huang

Qin Shi Huang, cuyo nombre de nacimiento era Ying Zheng, fue el primer emperador de China. Nació en 259 a.C. y murió en 210 a.C. Durante su vida, logró unificar los diversos estados en guerra de China en el 221 a.C., fundando la dinastía Qin y proclamándose el primer emperador de un estado unificado, adoptando el título de «Shi Huangdi».

Antes de convertirse en emperador, Ying Zheng era el rey del estado de Qin, uno de los estados más poderosos y militarizados del período de los Reinos Combatientes. Su ascenso al poder comenzó a una edad temprana, y con la ayuda de hábiles estrategas y generales, llevó a cabo una serie de campañas militares exitosas que culminaron en la unificación de China. Este logro marcó el fin del caótico período de los Reinos Combatientes y el inicio de una era de centralización y estandarización en el vasto territorio chino.

Como emperador, Qin Shi Huang implementó numerosas reformas para consolidar su poder y unificar el país. Entre sus logros más destacados están la estandarización de la escritura, la moneda, los pesos y las medidas, lo cual facilitó la administración y el comercio en el nuevo imperio unificado. También ordenó la construcción de una extensa red de carreteras y canales, mejorando la comunicación y el transporte.

Sin embargo, su gobierno también fue conocido por su autoritarismo y métodos draconianos. Implementó un sistema de censura y control intelectual, incluyendo la quema de libros y la ejecución de eruditos que se oponían a sus políticas. Además, emprendió proyectos monumentales, como la construcción de la Gran Muralla China para proteger el imperio de las invasiones nómadas. Su enfoque implacable y centralizado hacia el gobierno dejó un legado duradero en la historia de China, aunque también contribuyó al rápido colapso de la dinastía Qin poco después de su muerte.

La tumba del emperador

Cuando acabamos de ver los fosos, nos vamos hacia el museo de los carros de bronce. Por el camino vemos que en el recinto hay bastantes sitios para comer y tiendas de souvenirs, como era de esperar por otro lado. Se nota que la gente se concentra en el foso 1, porque a medida que vas visitando el resto y te alejas de esa zona, apenas queda nadie.

Cogemos un shuttle hacia el mausoleo del emperador, desde donde nos toca caminar como unos 15 minutos hasta llegar al museo. Es posible coger otro shuttle para hacer este trayecto, pero tiene un coste de 15 yuanes.

La tumba del emperador no es ningún misterio, siempre se ha sabido donde está: debajo de un montículo de tierra que mide aproximadamente 76 metros de altura y abarca una vasta área. Los relatos históricos mencionan que el interior de la tumba estaba decorado con joyas y recreaciones del paisaje del imperio, con ríos de mercurio que representaban los principales ríos de China. Recientes estudios de suelo han encontrado altos niveles de mercurio en la zona, lo que da credibilidad a estas afirmaciones.

Esto es lo que se supone que hay bajo tierra

La tumba supuestamente contiene trampas y mecanismos diseñados para evitar saqueos, incluyendo ballestas automáticas que dispararían a los intrusos. Estos mecanismos y la presencia de mercurio han sido citados como razones para la falta de excavación directa hasta ahora. Bueno, y el hecho de que los arqueólogos no saben cómo acceder a la tumba sin estropear su contenido. Como ya hemos comentado, el simple contacto con el aire elimina la capa de pintura de los guerreros, ¿qué no podría pasar con los tesoros que hay en el interior de la tumba? Nadie se atreve a abrirla porque sería un auténtico destrozo.

En la práctica es un parque, por el que se puede pasear tranquilamente hasta llegar al museo.

El museo de los carros de bronce

Este museo alberga dos impresionantes carros de bronce, conocidos como los Carros de Bronce de Qin Shi Huang, que fueron descubiertos en 1980. Los carros de bronce fueron encontrados en una fosa a unos 20 metros al oeste del mausoleo principal del emperador. Estaban enterrados en fragmentos y requirieron una restauración meticulosa. Estos carros son considerados algunas de las piezas más impresionantes de la colección funeraria de Qin Shi Huang debido a su sofisticación técnica y artística. Reflejan el alto nivel de metalurgia y artesanía alcanzado durante la dinastía Qin.

El museo está regular indicado y nos cuesta un poco encontrar el acceso, en parte porque el edificio es tan moderno que cuesta localizar las puertas. Una vez en su interior, hay toda una exposición montada en torno a los dos carros que se pueden ver. Uno de ellos original, el otro una copia que han puesto de manera temporal mientras el original se restaura.

Los carros está hechos a escala, aunque son grandes, no tienen tamaño original. Obviamente, la ciudad subterránea del emperador estaba hecha a escala por completo. Lo más impresionante de los carros es, aparte de su estado de conservación, el detalle que tienen y poder ver el nivelazo que tenían los chinos en aquella época.

Regresamos andando y, de camino, paramos en un sitio a comer unos wonton de carne, que están espectaculares, y una hamburguesa de Xian porque estamos enganchadísimos. Está muy rico y bien de precio.

Como ya hemos visto todo, cogemos el shuttle para llegar a la salida y, una vez allí, el autobús 613 que nos lleva hasta el metro de Huaqing. Aquí, en lugar de proseguir hasta Xian, paramos para ir a ver las termas.

Las termas de Huaqing

Las termas tienen una historia que se remonta a más de 3,000 años. Fueron utilizadas desde la dinastía Zhou (1046-256 a.C.) aunque alcanzaron su apogeo durante la dinastía Tang (618-907). El emperador Xuanzong (685-762) mandó construir un palacio y unas termas para su concubina favorita, Yang Guifei. La relación entre el emperador y Yang Guifei es una de las historias de amor más famosas de la historia china, recogida en el famoso poema de Bai Juyi «Canción de los recuerdos eternos«.

Las termas son famosas por sus aguas con propiedades curativas, aunque nosotros no las vamos a probar, si no a visitar el conjunto de palacios, estanques, puentes y cenadores que hay en este lugar y que, si ciertamente son muy bonitos y el lugar es bastante relajante, la entrada nos resulta bastante cara para lo que es. Y es que, básicamente, cuesta lo mismo que los guerreros de terracota y no hay color.

Por lo que vemos, parece que por la noche hacen un espectáculo nocturno en uno de los lagos artificiales que hay en el recinto. A los chinos les encanta un espectáculo nocturno, tiene toda la pinta de que contarán la historia del emperador y Yang Guifei, aunque obviamente no lo tenemos claro. Dos de las chicas que están montando el escenario nos invitan a un té y nos cuentan un poco cómo se prepara con ayuda de WeChat.

La muralla de Xian

Después de recorrer las termas, regresamos al metro para bajarnos en la muralla de Xian, que es una de las estructuras defensivas mejor conservadas y más impresionantes de China. Construida durante la dinastía Ming, es un símbolo significativo de la antigua ciudad de Xi’an, que fue la capital de varias dinastías chinas y un importante centro en la Ruta de la Seda.

La muralla original de Xi’an se remonta a la dinastía Tang (618-907). Sin embargo, la estructura actual fue construida sobre los cimientos de la muralla Tang durante la dinastía Ming (1368-1644), específicamente entre 1370 y 1378, bajo las órdenes del primer emperador Ming, Zhu Yuanzhang. Esta construcción fue parte de un esfuerzo mayor para fortificar las ciudades del imperio.

Es una suerte que esta muralla sobreviviera a la Revolución Cultural porque es una absoluta pasada, además con la iluminación nocturna está increíble. Si algo saben hacer bien en China, es iluminar.

Nos sorprende su anchura, entre 15 y 18 metros, así como su longitud de casi 14 km de largo. Está repleta de puestos y patios defensivos para el acceso y el paseo por su interior es muy agradable. La muralla fue construida para proteger la ciudad de ataques y asegurar el control militar. Su diseño se basa en técnicas avanzadas de ingeniería militar de la época, combinando defensas sólidas con una planificación urbana estratégica.

Cuando bajamos, nos vamos dando un paseo hasta la calle de nuestro hotel, donde hay cientos de puestos de comida. Nos cogemos una especie de tortilla con pasta que está muy buena y nuestra última hamburguesa de Xian, que nos encantan como es evidente. Somos una gente muy consistente, si algo nos gusta, aprovechamos. De postre un poco de piña y unos pastelitos.

Luego bajamos a dar un paseo por la plaza de la torre de la Campana. Hay muchísima gente y eso que es lunes, no se nota nada que es un día de diario. Siguen bailando los tiktokers, las princesas chinas se hacen fotos, hay apuestas, bingo y hasta venta de animales. Esta ciudad es puro movimiento, la verdad, nos ha encantado. Como colofón final de la noche, un último paseo por el barrio musulmán.

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