Empezamos la mañana cruzando una nueva frontera, esta vez la que separa Bosnia de Croacia, para llegar hasta Dubrovnik. Es curiosa la historia de por qué esta frontera existe, al parecer en su día la ciudad de Dubrovnik vendió voluntariamente el saliente de Neum para así poner tierra de por medio con su enemigo histórico: el reino de Venecia. Estamos hablando del siglo XVII, en aquella época Dubrovnik era el reino de Ragusa y era una gran potencia marítima, al igual que Venecia. Cuando los venecianos se hicieron con el territorio adyacente a su frontera, el reino de Ragusa decidió ceder esta franja de tierra al imperio Otomano. Brillante jugada, claro está. Así tenían un cinturón defensivo financiado por los otomanos a su alrededor.
Dubrovnik
Dubrovnik es una ciudad internacionalmente conocida, más aún desde que se convirtió en Desembarco del Rey para la serie de Juego de Tronos. El turismo de esta ciudad es absolutamente brutal, pero una cosa exagerada. Visitándola en temporada baja, como nosotros, nos ha parecido una pasada… no podemos ni imaginar cómo debe ser en verano.
Nosotros tuvimos suerte y conseguimos aparcar gratuitamente en la parte más alta de la ciudad, desde la que además se tiene una vista panorámica preciosa de las murallas. Eso sí, implica una buena bajada para llegar a la zona amurallada.
Aquí también vamos a hacer un free tour porque, obviamente, esta ciudad necesita ser explicada. Curiosamente, pese a haber sido una importante fuerza militar, el reino de Ragusa siempre se sirvió de la diplomacia y jamás tuvo que emplear la fuerza bélica… la ciudad de Dubrovnik solo fue atacada durante la guerra de Yugoslavia, cuando el Ejército Popular Yugoslavo la bombardeó. La ciudad perdió, entre otras muchas cosas, sus tejados originales y fue bastante dañino para Serbia, que recibió la condena internacional por ello. Croacia, en cambio, obtuvo el reconocimiento de su independencia. Y todos perdimos con el daño que este bombardeo hizo a un lugar tan importante como este, una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad.
Tras una mañana intensa en la concurrida Dubrovnik y unos bureks más, porque estamos totalmente enganchados, partimos hacia Montenegro.
Hola, Montenegro
El cruce de frontera ya no es tan sencillo como otras veces, aquí si nos toca presentar documentación y tenemos incluso un pequeño susto cuando, al entregar los papeles de la camper, nos dicen que llevamos fotocopias y no documentos originales. Enseñamos el contrato de alquiler y decimos que es lo que nos han dado, finalmente el policía nos dice que si solo vamos a ir a Bosnia no hay problema, pero que si queremos ir a otros países vamos a necesitar papeles originales. Nos sellan el pasaporte y nos dejan pasar. Realmente se puede acceder con el DNI, pero nos hace ilusión llevar el sello.
Primero paramos en la fortaleza de Herceg Novi, que nos pilla de paso, y luego continuamos hasta Perast. Está en una zona muy bonita, bordeando un lago, un camino bastante fotogénico que transcurre por lo que aquí se llaman carreteras escénicas, vamos con buenas vistas. Nos gusta porque son gratuitas, cosa que valoramos mucho ahora, están en un estado excelente y tienen montones de miradores para parar a hacer fotos. Una gozada.
Al llegar a Perast, en el aparcamiento de la entrada, nos piden 12€ por cada hora de aparcamiento de la camper. Gratis si cogemos un paseo en barca con ellos. No nos gusta ni la pinta que tienen ni el timo que nos parece esto, así que nos damos media vuelta y nos vamos a un sitio que hemos visto a unos 2 kilómetros y regresamos dando un paseo por el margen del lago. Perast no deja de ser un pueblecito pequeño, que se ve en una media hora, así que no tardamos mucho en recorrerlo. Además está chispeando, así que nos volvemos a la camper pronto.
Seguimos circulando por Montenegro y disfrutando de sus carreteras panorámicas, que nos tienen encantados. Da gusto conducir por ellas, la verdad. Un policía nos para y nos pide la documentación, se la entregamos y seguimos circulando sin más, no nos dice nada del permiso de circulación fotocopiado, afortunadamente.
La frontera
La frontera con Bosnia y Herzegovina es curiosa porque es compartida: en la misma caseta están los dos policías y se pasan la documentación directamente entre ellos. Con Montenegro no tenemos problema alguno, nos sellan el pasaporte y nos dejan «salir» del país. En Bosnia la cosa se complica. El policía nos dice que con la fotocopia no pasamos, que nos tenemos que dar la vuelta y regresar a Montenegro, de ahí pasar a Croacia y volver a la UE. Nosotros no entendemos nada porque justo ayer cruzamos la frontera Bosnia y nadie nos pidió nada, le decimos que solo vamos a ir a Mostar, que apenas vamos a estar un día en el país y regresaremos a Croacia… parece que se apiada de nosotros y nos pone el sello. Menos mal porque era un trastorno importante darnos la vuelta.
Un poco de historia
Cuando queremos llegar a Stolac es ya bastante de noche. Las carreteras de este país no son de pago, pero están en un estado terrible, más aún en esta zona que no es demasiado turística. Es curioso porque se nota mucho que esta zona es la más «pro Serbia» del país, estamos en lo que se conoce como República Srpska, o República Serbia de Bosnia y las banderas que nos encontramos lo dejan muy claro.
Bosnia fue un país especialmente afectado por la guerra de Yugoslavia porque en él se daba una circunstancia que no se dio en el resto de territorios yugoslavos. Aquí convivían serbios, bosnios y croatas. O, lo que es lo mismo, musulmanes, católicos y ortodoxos. El resto de países de la antigua Yugoslavia (Eslovenia, Croacia, Serbia, Montenegro y Macedonia) no tenían esa división interna, no existía mezcla étnica en estos países. Vamos, que su independencia fue mucho más natural y sencilla, por así decirlo. Bueno, Croacia tenía algún territorio con mayoría serbia y eso complicó algo las cosas, pero nada como lo que sucedió en Bosnia.
En 1992 se llevo a cabo un referéndum en el país y, con mayoría aplastante, se votó a favor de la independencia. Para ese momento Eslovenia y Croacia ya habían conseguido la suya. En marzo de ese año, con la parte serbo-croata del país en contra, Bosnia se declaró independiente. La respuesta a esto fue el nacimiento de la República Srpska, vamos que los serbo-croatas se fueron por libre.
Y aquí nació el conflicto y empezó una de las guerras más cruentas da las últimas décadas, una verdadera no poder decir que fue la última, la verdad. La ciudad de Sarajevo vivió un asedio de más de tres años, que fue algo terrible y muchísimos bosnios murieron en esta guerra, se calcula que más de 200.000 personas. Hablamos de un país que a día de hoy no llega a los 3 millones y medio de habitantes.
La solución al conflicto pasó por la intervención de la OTAN y por dejar el país dividido, como hemos comentado anteriormente. A día de hoy se puede percibir esa división perfectamente, no solo por las banderas, si no por el uso de alfabeto cirílico en banderas. También se pueden palpar los efectos de la guerra, edificios destruidos y restos de metralla en las paredes o, lo que a nosotros más nos impactó, multitud de cementerios ubicados en el centro de las poblaciones. Cuando descubrimos que esto era así porque durante la guerra habían tenido que reinventar los parques para acoger los cadáveres de los muertos durante la guerra se nos cayó el alma a los pies. No podemos imaginar nada más triste.
Stolac
Y ahora, históricamente ubicados, proseguimos. La noche en Stolac fue un poco drama porque la camper perdía agua (luego descubrimos que teníamos una válvula abierta) y nos pusimos bastante nerviosos con el tema. Además tampoco nos iba el gas y no teníamos agua caliente. Ni fría realmente.
Por la mañana subimos al castillo de Stolac, que es de acceso gratuito y aprovechamos para visitar unas minicascadas que hay cerca, aunque no nos parecen gran cosa.
La siguiente parada de la ruta es Blagaj, donde hay una casa construida bajo la roca, junto a un río. La verdad es que nos espanta un poco porque es un lugar muy turístico, lleno de tiendas y restaurantes, que nos resulta algo agobiante… y eso que es temprano y no hay mucha gente aún.
Mostar
Mostar ya es otra cosa, es una de las ciudades más famosas de Bosnia y con razón, se trata de una ciudad medieval preciosa, con un puente bastante conocido… aunque hemos de decir que el original fue derribado durante la guerra, nuevamente perdemos todos cuando se ataca patrimonio cultural.
El problema que tiene Mostar es que está hasta arriba de gente, pero una barbaridad. Hay muchas excursiones desde Split para venir a pasar el día y se nota mucho la gran afluencia de turistas, sobre todo en grupos grandes. Eso sí, merece muchísimo la pena porque es una ciudad preciosísima.
Para comer decidimos alejarnos del centro y nos vamos a las afueras a tomar unos cevapis, que además nos salen a 7 marcos solo. Nos encanta comer a estos precios, por fin algo económico.
Seguimos la ruta hasta Pocitelj, que es otro enclave precioso. Se trata de un pueblo histórico, en el que ya no vive nadie, pero que se mantiene como una especie de museo al aire libre. Está considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, así que obviamente merece mucho la pena visitarlo. Durante los siglos XVI y XVIII fue un lugar bastante importante, por lo estratégico de su ubicación, y aún hoy se pueden ver los restos del imperio otomano, sobre todo en sus mezquitas.
Kravika Falls
Nuestra última parada en Bosnia y Herzegovina será en las cascadas de Kravika, con entrada a razón de 20 marcos por persona. Un poco caro, pero ciertamente el lugar está muy bien montado y las cascadas son preciosas. Tiene como una zona de playa, con un chiringuito, que parece muy agradable para pasar el día… además en las cascadas te puedes bañar y también alquilan barcas para dar un paseo.
Lo que sí que tenemos que decir es que hay mogollón de serpientes, pero serpientes en plan brazo humano. Por lo menos vemos tres en el rato que estamos…
Para salir de Bosnia no tenemos ningún problema, que era algo que nos inquietaba, pero al entrar en Croacia nos paran y nos revisan la camper. Nos preguntan si llevamos a alguien dentro y nos miran las mochilas y todo. Un poco raro…
Aprovechamos que volvemos a tener roaming para llamar al servicio de asistencia de la camper y resolvemos el problema del agua, pero se nos hace muy de noche. Paramos en medio de la autopista, en un área de servicio donde nos dicen que podemos dormir gratis.