Empezamos el día conduciendo de Saumur a Les Epesses, la población más cercana a Puy du Fou. Es un pueblecito muy pequeño que vive prácticamente en su totalidad del turismo que llega del parque. De hecho, los precios de sus alojamientos son bastante elevados, aunque un poco más económicos que los que hay en el interior del parque.
Y es que Puy du Fou es un parque, si, pero no un parque de atracciones o un parque temático al uso: Es un parque centrado en la Historia que recrea, a través de sus espectáculos y decorados distintas épocas de la historia de Francia. Puede sonar raro, si, pero a nosotros la idea nos sonó alucinante. Y no solo a nosotros: es el segundo «parque» más visitado en Francia tras Disneyland París. Además, ha sido reconocido como el mejor parque temático de mundo en 2012. Puy de Fou es un sitio te permite ver carreras de cuadrigas romanas, luchas de mosqueteros, justas medievales, pasear por una aldea gala.. todo eso dentro de un bosque que hace que creas que estás viajando por la historia. Nosotros lo descubrimos por casualidad este verano cuando vimos el espectáculo nocturno de Toledo (sí: están abriendo un parque también en España!!) y alucinamos tanto que decidimos que teníamos que venir.
Mosqueteros, lanzas y vikingos
Emocionados desde que nos vamos acercando, dejamos el coche en el parking de Puy du Fou. El complejo está muy preparado y tiene multitud de plazas de aparcamiento.
Nosotros llevamos nuestras entradas compradas y solo tenemos que enseñarlas por el móvil, pero vemos que hay taquillas y máquinas para comprarlas en la entrada. Lo cierto es que es bastante recomendable comprarlas por anticipado porque, por ejemplo, nosotros ya no encontramos entradas disponibles para el espectáculo nocturno de la Cinéscénie, que es la versión francesa de «El sueño de Toledo» y el espectáculo más impresionante de todos.
En la entrada se reparten horarios, aunque también se pueden ver en su App. No todos los espectáculos se representan a todas horas y hay cierta distancia entre ellos. No en vano el parque tiene unas 50 hectáreas. Lo mejor es dedicar unos minutos a organizarse el día, y eso hacemos. Por suerte, es viernes y no hay mucha gente (Ni mucho menos las aglomeraciones que veremos el sábado, pero de eso ya hablaremos).
Nuestra primera parada es el «Mousquetaire de Richelieu», un viaje al siglo XVIII para ver un espectáculo que combina duelos de espada, baile flamenco y acrobacias ecuestres y que tiene lugar en un teatro cerrado con un impresionante escenario de 2000 m2. Como no hay mucha gente, nosotros estamos solos en nuestra fila, sin apenas gente alrededor. Con todo, el uso de la mascarilla es obligatorio.
El espectáculo es visualmente una pasada. Utilizamos la aplicación de traducción simultánea, ya que todo se representa en francés, pero es un poco incómoda porque el volumen del teatro es alto y no se escucha muy bien. De todas maneras no es que la historia sea gran cosa, más una excusa para la maravilla visual que se representa en el escenario. Todo está cuidadisimo: el atrezzo, el vestuario, los decorados, las coreografías… una pasada.
Al salir del teatro, bastante impresionados, vamos hacia La Renaissance du Château. Curiosamente, Puy du Fou está montado en torno a un castillo real del siglo XVI que los creadores del parque compraron y restauraron. El castillo forma parte del espectáculo nocturno que comentábamos antes, pero además se puede visitar su interior… y, como todo en Puy du Fou, cuenta con actores que representan escenas típicas de la época, bailes palaciegos y un decorado muy cuidado y trabajado. No es lo más espectacular del parque, desde luego, pero merece la pena una visita.
Seguimos con Le Secret de la Lance, que nos traslada al siglo XV y tiene como protagonista a Juana de Arco. Estamos en plena Guerra de los 100 años y los ingleses están a las puertas del castillo que una joven pastora, armada únicamente con la lanza de la santa, debe defender. La historia, nuevamente, es un poco de aquella manera… pero cuando empiezan a salir los caballos se te pasa. Además, la música es una maravilla, obra del compositor español Carlos Núñez.
Hacemos un alto en el camino para comer. Hay muchos puestos de comida y restaurantes en el parque, muchísimos y, aunque los precios no son exagerados para estar donde están, nosotros nos hemos traído comida de casa. En parte porque no sabíamos qué nos íbamos a encontrar y en parte porque no queríamos encontrarnos con colas o aglomeraciones en la zona de restauración. Como todo el parque está situado en un bosque, hay merenderos y resulta muy agradable sentarse en una mesa a comer.
Tras la comida nos desplazamos hasta Les Vikings, donde veremos como una pequeña aldea que está celebrando una boda es atacada por los vikingos. Esta historia quizás sea la peor de todas, visualmente muy intensa, eso sí. Mucho fuego, drakkars y actores muy bien caracterizados.
Y, tras los vikingos, tocan romanos. Nos vamos a Le Signe du Triomphe, un espectáculo que se representa en un coliseo romano. Se supone que estamos en el siglo III, aunque a nosotros no nos cuadra la fecha con ciertos detalles que salen… El caso es que, con una historia nuevamente un tanto floja, nos vamos a encontrar con luchas de gladiadores, carreras de cuadrigas y más sorpresas. Una pasada a nivel visual, sobre todo por la sensación de estar en un coliseo romano.
Toca de nuevo espectáculo continuo, esta vez Le Mystère de la Pérouse. Estamos en 1785 y el rey Luis XVI ha encargado una legendaria expedición científica capitaneada por La Pérouse. Es una historia basada en un hecho real, es más, hasta hay un plato rescatado de la expedición original entre el atrezzo. La verdad es que llegamos sin esperar nada y nos vamos alucinados, nos parece una pasada lo que han hecho y cómo lo han hecho. A nivel de historia es la mejor con diferencia, se nota mucho que está basada en algo real, y a nivel de decoración es impresionante. Es un espectáculo cerrado, que transcurre en el interior de un barco y, bueno… es mejor vivirlo.
Nos vamos a otro espectáculo continuo y cubierto, Le Premier Royaume. Siglo V y Clodoveo, el primer rey de los francos. No nos entusiasma especialmente, posiblemente porque no nos enteramos de la historia. En los espectáculos continuos no hay traducción simultánea disponible, aunque sí hay algunos actores y altavoces en los que se va contando una historia.
Aprovechamos que no tenemos nada por ver para pasar por Les Grandes Eaux, que no son otra cosa que unas fuentes de agua que lanzan chorros al ritmo de música clásica.
El siguiente espectáculo es Le Bal des Oiseaux Fantômes. La historia no tiene ni pies ni cabeza, pero es una absoluta pasada el espectáculo de cetrería que ofrecen. Hasta 150 aves volando a la vez sobre tu cabeza, impresionante. Habíamos estado antes en espectáculos de cetrería pero nada ni remotamente parecido a esto. Sin duda, nuestro preferido de todo Puy du Fou. Además la música que lo acompaña es una maravilla.
A la salida del espectáculo aprovechamos para visitar la zona donde guardan las aves, hay ejemplares preciosos en unas jaulas inmensas. Ciertamente estarían mejor en libertad, pero es lo que hay.
Queríamos ir a ver algún espectáculo más, pero empieza a llover, así que decidimos ir al alojamiento para darnos una ducha, cenar algo y cambiarnos. A las 21:30 tenemos el espectáculo nocturno de consolación: Les Noces de Feu.
Nuestro segundo día en Puy du Fou pinta distinto desde primera hora. Hay muchísima más gente que el día anterior, pero una barbaridad. Los espectáculos están abarrotados y hay cola para acceder a ellos, por lo que es necesario ponerse en la misma con una hora de antelación si queremos coger sitio… eso significa que no vamos a poder ver todo lo que teníamos pensado ver. Por suerte, como somos así, ayer vimos prácticamente todos los espectáculos del parque y realmente nos quedan dos.
Empezamos con Les chevaliers de la table ronde, donde se cuenta la leyenda del rey Arturo… que no entendemos qué pinta en un parque temático sobre la historia de Francia porque era inglés, pero luego investigando descubrimos que es una leyenda bastante popular también en Francia. Curioso.
Seguimos con Les amoreux de Verdun, un espectáculo cerrado que recrea la batalla de Verdún de la I Guerra Mundial, incluyendo la famosa tregua de Navidad… aunque no nos cuadra mucho porque la batalla de Verdún fue en 1916 y la tregua de Navidad en 1914. No sé, es posible que no nos enteráramos de algo porque este es de los que no tienen traducción y nuestro francés es tirando a malo.
Nos vamos a cubierto, aprovechando que está chispeando, a ver Le dernier panache, un espectáculo que en 2017 se llevó el premio a la mejor creación del mundo. Y la verdad es que el escenario es una pasada, no contamos nada por si alguna vez vais porque es toda una sorpresa. El espectáculo cuenta la historia de François-Athanase Charette, héroe de la Independencia Americana que regresa a su localidad natal en 1793 y se embarca en su último combate. Bastante bien, de las mejores historias.
Y, una vez visto todo, empezamos a repetir nuestros preferidos. El misterio de la Perouse el primero, que nos ha gustado muchísimo. Luego vamos a ver el Signo del Triunfo, que hoy está más gracioso que el otro día. Los mosqueteros de Richelieu y, como se pone a llover a lo bestia, nos vamos al apartamento sin repetir el espectáculo nocturno.