A las 4 de la mañana sale nuestro ferry a La Gomera. Una hora intempestiva, lo sabemos, pero el billete sale a mitad de precio si te pegas un madrugón… y, la verdad, ya nos vamos a dejar bastante en billetes de ferry como para desaprovechar la oportunidad por echar unas horas de sueño. Además, en el ferry tampoco se duerme tan mal.
Día 5: Miradores, roques y playas
Dejamos nuestras cosas en nuestro apartamento de San Sebastián de la Gomera, nos echamos un ratillo y nos ponemos en marcha. Empezamos con la ruta de los miradores. Es una ruta en coche que lleva un rato, no porque sean muchos kilómetros, sino porque te vas parando en todos los miradores que hay y cada uno es más espectacular que el anterior…
Llegamos hasta el famoso Roque de Agando, que es uno de los emblemas de la isla y uno de los lugares más reconocibles de La Gomera. Desde el mirador hay unas vistas espectaculares del Teide y merece mucho la pena acercarse a este lugar. Además, tenemos la suerte de coincidir con una pareja de gomeros que se ponen a «hablar» en silbo. El silbo es un lenguaje típico de la isla, consistente en una serie de silbidos. Los gomeros lo aprenden desde niños en el colegio y a nosotros, desde luego, nos parece fascinante.
Seguimos hasta el inicio de la ruta de Alto del Garajonay, aunque hemos elegido un día horrible para venir porque es domingo y está lleno de gente… entiéndase lleno porque hay 4 o 5 grupos de senderistas, que a nosotros que venimos de estar solos en La Palma nos parece una barbaridad… eso sí, todos parecen de la isla, curiosamente. Posiblemente aquí sea típico hacer rutas de senderismo los fines de semana, por otro lado como la sierra de Madrid cualquier finde.
La ruta no es muy larga y en la parte de arriba hay un mirador con vistas panorámicas de toda la isla, que merece bastante la pena. La lástima es que el último tramo está cortado por causa de los desprendimientos y nos toca dar un rodeo considerable, además por carretera que es algo que odiamos.
Al terminar nos vamos a directos a comer algo cerca de Juego de Bolas, el centro de Interpretación de Garajonay. Probamos el queso asado, un clásico de las islas, la miel de palma y el quesillo, que es un postre típico de las islas que está muy rico además.
Tras la comida atravesamos parte del Garajonay para ir al mirador de Abrante y, desde ahí, llegamos hasta Hermigua, un pueblecito pesquero con un curioso puerto. Terminamos el día en la playa de la Caleta, desde donde vemos atardecer.
Por la noche, de regreso al apartamento, aprovechamos para parar en el Roque de Agando de nuevo y hacer algunas fotografías nocturnas… aunque no es que sea la mejor noche para ello porque hay luna llena y hace bastante viento.
Día 6: Un bosque de laurisilva
Nuestro segundo día en La Gomera donde acabó el anterior, aunque habiendo pasado por el apartamento para dormir y cumplir con el toque de queda, eso sí. Es decir, que empezamos la ruta pasando por el Roque de Agando. No tiene mucho misterio, básicamente La Gomera es un círculo y es inevitable pasar por los mismos sitios una y otra vez.
Vamos hasta el mirador del Bailadero y después al inicio de la ruta 12, una ruta de 4 o 5 km que tardamos en hacer horas porque nos alucina el bosque de laurisilva y no podemos parar de hacer fotografías… y eso que la luz ni siquiera acompaña. Impresionante, qué pasada de bosque, es como estar en un cuento de hadas.
Estamos tanto tiempo que nos da la hora de comer, así que nos vamos a un sitio cercano que tiene buena pinta: Casa Efigenia. Y menudo acierto, qué pasada. El sitio lo lleva Efigenia, o al menos lo llevaba porque ahora quienes trabajan son sus hijos, una señora de unos 80 años encantadora que sube a saludarnos. Preparan un potaje de berros, un gofio escaldado y un almogrote espectaculares, toda la carta es vegetariana y está todo tremendamente delicioso. Un imprescindible, sin duda.
Tras la comida nos vamos de nuevo de ruta, esta vez toca la ruta 1. Al terminar aprovechamos que estamos hacemos parte de las rutas 11 y 15. Al atardecer volvemos a la ruta 12 para cogerla con mejor luz que esta mañana…. y hay suerte.
Antes de que caiga el sol salimos corriendo hacia el mirador de morro de Agando, nuestro preferido como ya habréis notado, para ver allí atardecer. Y menudo acierto, es un atardecer absolutamente espectacular. Rematamos la noche haciendo algunas nocturnas en Tajaque antes de irnos a San Sebastián de la Gomera a cenar unas deliciosas arepas.
Día 7: De ruta en ruta
Nuestro tercer día en la isla se lo dedicamos íntegramente al Garajonay. Al final, con la tontería, nos estamos haciendo la ruta circular a trocitos. No queríamos hacerla del tirón porque he estado con molestias en la rodilla, pero parece que a poquitos sí que vamos funcionando.
Empezamos al amanecer en la ruta 12, otra vez más, para ya terminar de rematar todas las horas de luz posible que tiene. Es lo que hay con la fotografía, que la luz lo cambia todo.
Después nos vamos hasta el inicio de la ruta 8, que conectamos con la 9 y después con la 2. Ya mi rodilla dice basta y, tras terminar esas tres rutas y con casi 15 kilómetros a nuestras espaldas, nos damos por satisfechos.
Para despedirnos de La Gomera nos encontramos con una estampa preciosa: nuestro ya querido y familiar Roque de Agando envuelto en niebla al atardecer. La niebla que no hemos encontrado estos días en Garajonay sale a despedirnos y a decirnos que tenemos que volver 🙂