Nuestro vuelo sale puntual, cosa que es de agradecer después de la cantidad de cambios que tuvimos previamente. Llegamos a Kuala Lumpur a la hora prevista y, tras poner un nuevo sello en nuestro pasaporte, nos disponemos a descubrir Malasia :-). Lo primero que hacemos es buscar un grab (el Uber de aquí) para ir al hotel, ya que echando cuentas, realmente el autobús sumando el metro no nos compensa tanto en precio el tiempo que vamos a perder y, bueno.., que estamos cansados.
Para ir del aeropuerto a la ciudad se puede coger un autobús local por 12rb, el tren por 55 o un taxi por 65 (más peajes).
Mientras esperamos a nuestro grab, que no viene, un chico se nos acerca y nos dice que también trabaja en grab y que nos lleva por 60 ringgits. Como no tenemos conexión, no puedo comprobar qué pasa con nuestro grab, que ya lleva quince minutos de retraso. Como lo que queremos es llegar lo antes posible a KL, aceptamos. El chico resulta ser un estudiante que se dedica a esto en sus ratos libres, es muy majo, tanto que al llegar al hotel nos dice que no nos va a cobrar los peajes (y es una suerte, porque son unos 30rb que no sabíamos que había que pagar aparte!).
El drama
Ya en el hotel, al hacer el check in nos piden una fianza de 100 rb, aunque nos dicen que podemos pagar el equivalente en euros. Al ir a buscar el dinero descubrimos que no está: Ha desaparecido una parte del dinero en euros que teníamos para emergencias. No sabemos cuándo, ni cómo. Solo que la última vez que lo revisamos fue antes de subir al barco, cuando escuchamos comentarios de que se estaban produciendo robos y duplicados de tarjetas de crédito en Indonesia. Después nos habíamos confiado, ya que lo teníamos bastante oculto en las mochilas y siempre las teníamos bajo llave. Aunque parece ser que no. Realmente en el barco nos relajamos bastante con eso, y quizás ese fue nuestro error. Nunca lo sabremos 🙁
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Con un disgusto enorme, salimos a recorrer Kuala Lumpur. D se lo ha tomado mejor, pero yo estoy muy mosqueada. De camino a las Petronas alguien nos pita. Es nuestro amigo el taxista, que insiste hasta que aceptamos que nos acerque a las torres… completamente gratis (el Karma para compensar un poco? )
Las Petronas
Aunque sé que poco podemos hacer ya, lo cierto es que mi primera impresión de las Petronas no es tan buena como debería porque mi ánimo está por los suelos. D. insiste en que son impresionantes y en que, al final, el dinero es ‘solo’ dinero, pero no es tanto el dinero -que obviamente también- sino el sentirme tan vulnerable.
Decidimos dar una vuelta por la zona de las torres y darles una nueva oportunidad dentro de un rato. En la parte trasera hay una zona de jardines con un lago, muy bonita y agradable para pasear. Además, al estar rodeado de edificios, sientes que estás en un pequeño oasis.
Y lo cierto es que las torres, con un estado de ánimo u otro, las torres son impresionantes: no en vano fueron entre 1998 y 2003 los edificios más altos del mundo (aunque actualmente han descendido hasta la undécima posición). Con sus 88 pisos y una altura de 452 metros, lo que sí siguen siendo son las torres gemelas más altas del mundo. No está mal.
Una comida con estrella
Después del paseo, y ya muertos de hambre, nos vamos en la busca del afamado Din Tai Fung, un restaurante con estrella Michelin y considerado uno de los mejores (y más baratos) de Asia. Está ubicado dentro del centro comercial Pavilion, en la sexta planta y está especializado en cocina china: wontons, noodles, dumplings y otras delicias porque, sí, la comida está increíblemente buena. Posiblemente sea la comida más cara del viaje, pero por 8€/persona al cambio, creo que la relación calidad-precio es más que buena.
Después de comer nos vamos a Jalan Petaling, la calle más importante del barrio chino. Para desplazarnos utilizamos el GoKL, un servicio público y gratuito de autobuses que conecta las zonas más importantes de la ciudad.
El barrio chino y la plaza Merdeka
En esta calle hay un mercadillo enorme, que a mi juicio es un Aliexpress gigante. No está mal, pero no vemos nada que nos llame especialmente. Aprovechamos para visitar un templo budista que nos encontramos antes de ir al de Sri Maha Mariamman, un templo hindú que, después de los de Singapur, nos deja algo fríos. Un señor que está por allí nos dice que esta tarde hay en otro templo un evento muy especial y que nos pasemos.
Seguimos caminando hasta Masjid Negara, la mezquita nacional de Kuala Lumpur, pero está cerrada a las visitas ahora mismo, así que seguimos caminando hasta la Plaza Merdeka o plaza de la Independencia. En este lugar, en 1957, fue declarada la independencia de Inglaterra, concretamente se bajó la Union Jack se izó por primera vez la bandera de Malasia. Como curiosidad, el mástil actual de la bandera tiene 95 metros de altura, siendo uno de los más altos del mundo.
Frente a nosotros el edificio del Sultan Abdul Samad, que es una preciosidad. Actualmente es la sede del Ministerio de Información, Cultura y Comunicaciones de Malasia, fue construido entre 1894 y 1987 por A.C. Norman, un arquitecto británico que había vivido en África e India (de ahí la influencia mongol de este edificio).
El Mercado central
Vamos a la Masjid Jamek, que tampoco está en horario de visita. No estamos teniendo suerte hoy con esto hoy (llegamos a todo 5 minutos después de que cierre 🙁 ). Nos conformamos con dar una vuelta por el exterior, que no está mal: la mezquita está encajada entre dos canales bastante descuidados y cutres, pero el ayuntamiento los ha rodeado de un pequeño parque y ha instalado nebulizadores de agua que disimulan el fondo de estos, dándole al conjunto un aspecto bastante atractivo y moderno.
De ahí nos movemos hacia el Mercado Central, situado unos metros más adelante, justo donde se juntan los canales. Es un mercado interior, dentro de un edificio, muy bien colocado y dividido por zonas. También hay una zona exterior en la que venden souvenirs y alguna cosa de comer.
Aprovechamos para buscar agencias de viajes, queremos reservar un tour de un día para Taman Negara. Los hemos visto por 450rb por persona en Internet, pero pensamos que podríamos regatear en terreno. Error. En las oficinas de la zona centro, las dos que encontramos, tienen fijado un precio de 600rb. Nos cuentan que ofrecen un horario más amplio, ya que el itinerario que hemos visto en Internet contempla el regreso a KL a las 7 de la tarde y ellos aseguran que regresan sobre las 9, esto nos dicen que es porque el trekking por la selva con ellos dura dos horas y con las otras agencias veinte minutos. Es bastante más caro, pero esto último nos convence, ya que preferimos pagar más y estar más tiempo allí. Tras recalcarlo varias veces y dejar bien claro que queremos el trekking largo, pagamos la fianza y acordamos el tour para el viernes, que es el día que cierran las mezquitas.
Salimos de fiesta
A eso de las siete de la tarde, nos movemos hasta el templo en el que el tipo de esta mañana nos comentó que había una fiesta hindú. La fiesta en cuestión resulta ser que han sacado la estatua de un Dios, completamente bañada en oro, a la calle y la gente ha ido a hacerle ofrendas y bailes. Reparten comida gratuita a todo el que se acerque, la verdad es que es bastante curioso. Nos quedamos un rato y cenamos con ellos, nos encanta la hospitalidad hindú 🙂
Después de dar otra vuelta por la Plaza Merdeka y el Mercado central, regresamos al hotel, donde nos damos un baño en la piscina con vistas a las Petronas antes de irnos a dormir.