EUROPA EN CAMPER (14 y 15): Verona y Venecia
EUROPA EN CAMPER (14 y 15): Verona y Venecia

EUROPA EN CAMPER (14 y 15): Verona y Venecia

 

Hoy tenemos un día más bien logístico… y es que nos toca devolver la camper por la tarde, así que hay que dejarla “apañada”. Los depósitos vacíos, tanto el de aguas grises como el de aguas negras, y la camper limpia por fuera y por dentro… aunque el hecho de que haya amanecido lloviendo no nos facilita la tarea.

Indice

Verona

Nuestra primera parada es la ciudad de Verona, que lo decimos así como si hubiéramos dormido al lado, pero realmente nos lleva como unas 3 horas y 300 kilómetros alcanzar… eso sumado al peaje italiano, nuestro nuevo amigo, que tampoco es precisamente barato.

La ciudad es muy bonita, pero es cierto que el hecho de que no pare de llover no contribuye a que la disfrutemos en condiciones. Tampoco ayuda que al final el tema de la limpieza de la camper nos haya llevado mucho más de lo esperado y vayamos con la hora pegada.

Damos una vuelta por el casco histórico y nos comemos unas porciones de pizza bien ricas mientras nos lamentamos de la mala suerte que estamos teniendo con el tiempo en este viaje.

Adiós, camper

A las seis de la tarde, y tras dar varias vueltas en busca del punto de entrega, nos toca despedirnos de nuestra camper… y nos da mucha pena. Ha sido toda una experiencia viajar en ella y tenemos que confesar que llevamos ya varios días mirando precios porque queremos una… aunque la idea está de momento descartada porque no creemos que de momento nos compense lo que cuestan con lo que vamos a utilizarlas. Pero sí, viajar en camper nos ha parecido una maravilla. Es cómodo, es práctico, es genial. En algunos sitios mejor que en otros y, obviamente, en naturaleza infinitamente mejor que en ciudad. Lo de tener garantizada una cama es una maravilla, aunque es verdad que hay países que te lo ponen más fácil, como por ejemplo Alemania. También ha sido muy positivo que, a diferencia de Islandia, tuviéramos nuestro baño y pudiéramos movernos dentro del habitáculo de la camper. Eso es una gozada.

En general ha sido una experiencia muy top y ya tenemos en mente nuevos destinos que podrían recorrerse en camper.

Tras devolver la furgoneta cogemos un autobús cerca del depósito de Indie Campers, a cuya parada nos acerca en su coche muy amablemente la chica que nos ha hecho la recepción del vehículo.

Luego ya solo nos queda recoger las llaves de nuestra habitación en Mestre y salir a cenar algo por la zona, ya que es muy tarde como para que nos interese desplazarnos hasta Venecia.

Venecia

A la mañana siguiente empezamos nuestro recorrido por esta maravillosa ciudad. Tenemos todo el día y parte de la noche, ya que nuestro vuelo sale de madrugada. No hemos cogido hotel, nuestra idea es pasar directamente la noche en el aeropuerto porque no tiene sentido salir de madrugada.

Nos toca dejar las maletas en un hotel del centro, que reservamos a través de una web que gestiona precisamente eso, el depósito de equipajes. Es curioso porque sale bastante más económico que el servicio de taquillas público de la ciudad y, sobre todo, porque ofrece un horario mucho más amplio.

El recorrido que hacemos es el estándar: la Plaza de San Marcos, el puente de los Suspiros, el puente Rialto… aunque también añadimos alguna cosilla más, como la preciosa librería Acqua Alta, el barrio de Dorsoduro y su taller de reparación de góndolas y el mirador Fondaco dei Tedeschi. Para comer paramos en Dal Moros, un sitio que se ha hecho muy popular por su pasta en caja de cartón que, la verdad, está muy rica. Además de barata.

Por la tarde vamos a ver el atardecer, que está precioso con las góndolas.

Es curioso porque tenemos la sensación de que este día forma parte de un viaje completamente distinto. Es como si nos hubiéramos venido de escapada de fin de semana y no como si realmente lleváramos dos semanas viajando por Europa. Nos resulta muy curioso ver cómo se relativiza el tiempo cuando estamos viajando, las cosas pasan muy rápido pero, a la vez, sentimos que la desconexión es tan total que nos parece llevar mucho más tiempo fuera del que realmente llevamos.

Ya a última hora de la noche, después de cenar un trozo de pizza y un helado, recogemos nuestro equipaje y nos vamos hacia la parada del autobús para irnos hacia al aeropuerto, donde tras unas horas de intentar dormir malamente, cogemos nuestro vuelo de regreso a casa.