Rumbo a Santiago (19)
Rumbo a Santiago (19)

Rumbo a Santiago (19)

 

Nos despertamos para estar listos a las 7:30, que es a la hora a la que en teoría viene a buscarnos el autobús que cogimos antes de ayer para ir al aeropuerto. Normalmente, aquí te dan un margen de media hora para recogerte, pero este aparece casi 45 minutos más tarde, por lo que estamos ya de los nervios cuando llega. Por suerte no tarda mucho en llegar a Calama y, a las 8:45, estamos en el aeropuerto.

Un vuelo turbulento

Nuestro vuelo de Calama a Santiago de Chile con SKY airlines no puede ser peor.  La low cost chilena es tan nefasta que, a su lado, volar con Ryanair es hacerlo en primera clase. Para que te sitúes: En el mostrador de facturación le pedimos amablemente al azafato que si nos puede cambiar a ventanilla, ya que nos han dado dos asientos centrales separados. No nos importa no ir juntos pero, si es posible, queremos poder disfrutar de las vistas del desierto de Atacama desde las alturas. El tipo nos dice que sí, que sin ningún problema, y nos cambia los asientos con una sonrisa. Nos vamos tan contentos, pensando que hemos tenido una suerte enorme. Ingenuos.

Cuando llegamos al avión no damos crédito: el tipo nos ha sentado en los únicos sitios de todo el vuelo que no tienen ventanilla. Tal cual. Nos quedamos con cara de tontos, sintiendo que alguien en la terminal debe estar aún riéndose de nuestra ingenuidad a carcajadas. Nos sentimos estafados. Hemos pedido el cambio de asiento con amabilidad, hubiera bastado una negativa, pero esto nos parecen ganas de ridiculizarnos y humillarnos de manera innecesaria.

Para colmo, tras quejarnos a una de las azafatas, esta no solo no nos da ninguna solución, sino que nos invita a callarnos y no protestar. Parte está vacío y hay muchísimos asientos de ventanilla, pero no nos ofrecen ninguna solución. De hecho, en una ocasión me levanto para asomarme por una de las múltiples ventanillas vacías y poder hacer alguna foto y la azafata se sitúa a mi lado, amenazándome con cobrarme no se cuántos pesos si se me ocurre sentarme aunque solo sea el segundo que tardo en disparar. De locos, de verdad. Un trato absolutamente incomprensible y degradante del que, por supuesto, nos quejamos por todas las vías posibles sin obtener ningún tipo de respuesta ni disculpa. Obviamente, no os recomendamos para nada volar con esta compañía. Su competidora directa es Jet SMART, que ofrece precios similares. Me cuesta creer que puedan tratar peor a sus clientes.

(Aun con todo, conseguimos sacar alguna foto chula:

Santiago de Chile

Aterrizamos en Santiago sin mayores contratiempos en una terminal moderna y bien puesta. Para ir al centro de la ciudad optamos por el autobús de Centropuerto -3200 pesos por persona ida y vuelta-. El autobús se coge en la salida 5 y tarda unos 25 minutos. Hay varias opciones, pero este os deja bastante cerca de nuestro hostal -unos 10 minutos a pie-. El hostal Cacao nos encanta desde el principio: la chica que lo lleva es amabilísima y nos da un montón de facilidades e indicaciones.

Salimos a toda prisa hacia el centro ya que a las 15 horas empieza el Free tour en la Plaza de Armas, frente a la Catedral. Por el camino nos compramos una empanada para llevar en una panadería y después, en un local llamado El Rápido cerca de la plaza, un barros Lucos y otra empanada de pino (No nos gustan apenas, como puedes ver xD). Como para el tour aún quedan 15 minutos, aprovechamos para coger un chilenito de postre (una especie de sándwich de galleta relleno de dulce de leche). El resto del tiempo lo invertimos en echar un vistazo rápido al interior de la Catedral de Santiago de Chile, hasta que empieza el tour a las 15:10.

La verdad es que el tour es de lo más completo: dura 4 horas, y nuestro guía -Israel-, pese a ser brasileño, conoce muy bien el país y la ciudad. En la Plaza de Armas nos habla de la fundación de Santiago de Chile por el conquistador extremeño Pedro de Valdivia. Una estatua del mismo preside la plaza -irónicamente es un regalo de la colectividad española residente en Chile, por los 150 años de su independencia-. A lo largo del recorrido veremos múltiples estatuas, regalos de diferentes países, también como motivo del aniversario de su independencia.

Santiago de Chile fue fundado en 1541 con el nombre de Santiago de la Nueva Extremadura.

En esta plaza también se encuentran el bonito edificio de Correos, antigua residencia de Pedro de Valdivia y la Municipalidad de Santiago (es decir, el Ayuntamiento de la ciudad). Lo siguiente que visitamos es el antiguo Congreso de Chile -el actual se encuentra en la vecina Valparaíso- y, después, el Palacio de la Moneda, sede del Presidente del Gobierno. Uno de los capítulos más importantes de la historia de Chile tuvo lugar aquí, ya que fue en este lugar en el que el general Pinochet dio el golpe de Estado de 1973. El edificio fue bombardeado intensamente debido a que el presidente Salvador Allende se negó a abandonarlo. Hoy día, una estatua de Allende preside la plaza en la que se encuentra el palacio.

Llegamos caminando hasta los pies del cerro de Santa Lucía, uno de los más famosos de la ciudad y que no visitaremos hoy.  Bautizado con este nombre por Pedro de Valdivia, este cerro fue utilizado por los españoles como punto de vigilancia.

El barrio de Lastarria, la zona más bohemia y moderna de la ciudad, es nuestra siguiente parada. Aquí hacemos una pequeña pausa para ir al baño y comer algo, no en vano el tour dura la friolera de 4 horas y se agradece un pequeño descanso… aunque nosotros nos hubiéramos hecho las 4 horas del tirón sin problemas.

Paseamos por el parque Forestal hasta llegar al barrio de Bellavista, zona conocida por ser el área universitaria y más fiestera de Santiago, así como por sus murales. Aquí visitamos la Chascona, la casa donde vivió Pablo Neruda, a los pies del Cerro de San Cristóbal. Justo en la puerta nos encontramos una performance de baile moderno y, con eso, terminamos la visita, que a nosotros se nos ha pasado volando.

Aprovechamos que estamos en Bellavista para cenar algo y tomarnos una copa en una de las terrazas del Patio de Bellavista, que esta iluminado precioso y tiene mucho ambiente. Pedimos unos terremotos, la bebida chilena por excelencia. Se trata de un vino dulce con helado de piña o mango y granadina… una bomba que está buenísima!

Como ya ha anochecido y estamos algo cansados, emprendemos el regreso a casa a pie.