Diario de Irán (7): Yazd
Diario de Irán (7): Yazd

Diario de Irán (7): Yazd

 

Nuestro autobús llega a Yazd a las 4:30 de la madrugada, hora intempestiva donde las haya. Recogemos las maletas, aún medio dormidos y nos vamos a buscar un taxi para ir al hotel. Aquí lo tienen curiosamente organizado y te dan un ticket en una caseta, con el que ya puedes ir a buscar un conductor. Está bien pensado porque así tienes claro que estás pagando lo que vale y que todos los conductores ganan lo mismo.

El conductor que nos toca es muy curioso, mientras conduce va rezando con una especie de rosario que tiene… menos mal que a estas horas no hay poca gente por la calle. 

Indice

Friendly Hostel

Llegamos al Friendly Hostel, que reservamos ayer por teléfono. No las tenemos todas con nosotros porque ayer le explicamos al tipo que llegábamos de madrugada y que necesitábamos un sitio para dormir, pero no tenemos claro si nos entendió porque nos dijo que tenía el hotel lleno pero que no nos preocupásemos que teníamos habitación. 

Al llegar entendemos: Nos meten en una habitación minúscula, que debe de ser del personal o algo así. Nos dice que por la mañana nos cambiarán a otra, cuando se vayan los otros huéspedes.

El hostal está muy bien, y más aún por el precio que tiene. Es la construcción típica de aquí, con patio central y habitaciones alrededor. Se desayuna en el tejado y tiene zonas comunes para estar, con té gratuito. La verdad es que el sitio es más que recomendable, además el personal majísimo y muy atento. 

Nos vamos a dormir un rato, hemos visto que hay un free tour por la mañana, así que nos sumaremos a él para tener nuestra primera toma de contacto con la ciudad.

La ciudad laberinto

Por la mañana nos vamos al free tour, después de desayunar. El grupo es relativamente grande, seremos unos 8, y todos venimos de mismo hostal. Es como el hostal de referencia en esta ciudad. 

El guía del tour tiene un inglés bastante razonable, así que nos enteramos de bastantes cosas. Por ejemplo de que las estructuras que vemos por la ciudad son monumentos zoroastras hechas con madera de ciprés o que muchas puertas tienen dos llamadores porque los utilizan para diferenciar si el visitante es hombre o mujer… aunque hay otra teoría que dice que cada llamador tiene un sonido distinto, según la zona de la casa a la que se quiera avisar. A saber. 

Damos un paseo hasta la tumba de los Doce Imanes y Alexander Prision, en la que nunca estuvo Alejandro Magno pero oye, que la realidad no te estropee un buen nombre. Una de las cosas que más curiosas nos parecen es que nos cuentan que los tejados de la ciudad están conectados por barrios, de manera que es posible ir de una casa a otra de esta manera. 

También nos hablan, obviamente, de las torres de viento: Son unas estructuras que están muy presentes en la ciudad y que se pueden ver en muchas casas. Son una suerte de aire acondicionado con tres mil años de antigüedad, que funcionan encaminando el aire hasta canales subterráneos para refrescarlo, evitando que se escape, mientras que se facilita el desalojo del aire cálido. Una pasada. 

Después de paseo regresamos al hostal donde nos tomamos un té y tenemos una agradable charla con el guía y el resto de gente, nos dedicamos sobre todo a comparar culturas y formas de ver la vida. Es bastante interesante.

Mezquitas, dulces y camellos

Una vez finalizado el free tour nos vamos por libre. Visitamos la mezquita del Viernes, que es muy bonita con sus mosaicos azules. Luego vamos a la mezquita Rozeh Mohamadieh. Otra cosa no, pero mezquitas en este país hay para aburrir y no nos cansamos de visitarlas todas.

Tras las mezquitas nos vamos al Silk Road Hotel, donde nos han recomendado probar la carne de camello… y está sorprendentemente rica, aunque la cocinan con granada y apenas se percibe el sabor de la carne. De paso tomamos de postre unos dulces tradicionales de la ciudad llamados gotab. 

Tras comer vamos al Amir Chaqmaq Complex, que es una especie de galería comercial con una portada muy bonita, aunque no tiene nada más que ver. De ahí nos desplazamos hasta el Water Museum, que resulta ser una decepción tremenda. Además es muy gracioso porque en la entrada tienen un cartel con fotos del interior, pero después de entrar preguntamos por una foto que aparece y que no hemos visto y nos dice que es que eso es otro sitio… pero en la misma foto pone “Water Museum”. Ver para creer.

Atardecer sobre los tejados de Yazd

Para ver el atardecer vamos a la tienda de alfombras que hay junto a nuestro hostal, que tiene unas vistas impresionantes y encima son de lo más amable y nos dejan subir de manera gratuita. 

Es increíble el momento en el que comienza la llamada a la oración desde todas las mezquitas de la ciudad, que son unas cuantas, mientras el cielo se tiñe de rojo y el sol va descendiendo en el horizonte. Nos quedamos por completo sin palabras y con la piel de gallina. Es un momento espectacular.

Aún emocionados, nos vamos al hotel a darnos una ducha y después nos acercamos de nuevo a la mezquita del Viernes para verla iluminada. Para finalizar la noche por todo lo alto, nos vamos a cenar a la terraza del Baam café, con unas espectaculares vistas nocturnas de la ciudad.