Diario de Indonesia, Malasia y Singapur (9): Bali, zona sur.
Diario de Indonesia, Malasia y Singapur (9): Bali, zona sur.

Diario de Indonesia, Malasia y Singapur (9): Bali, zona sur.

 

Nos levantamos temprano para aprovechar el día. Después de negociar con el conductor, ayer conseguimos que nos venga a recoger a las 7:30. Hemos contratado dos vehículos, ya que en Bali no nos ha sido posible encontrar furgonetillas como las que nos han estado transportando en Java. 

Templos y campos de arroz

Nuestra primera parada es en las Tegallagang Rice Terraces, unas terrazas de arroz bastante conocidas y que, al ser tan temprano, podemos visitar gratuitamente. ¿Por qué? Pues básicamente porque el que nos tendría que cobrar la entrada aún no ha llegado…¡hemos madrugado más que él! :p

No sabemos hasta que punto seguirán siendo utilizadas para lo que fueron diseñadas, ya que se han convertido en el decorado de multitud de fotografías de Instagram. De hecho, en los alrededores hay un montón de miradores con hashtags y cartelitos para la foto. Las terrazas son muy bonitas, todo sea dicho, por lo que es comprensible el despliegue.

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Después vamos al templo Gunung Kawi. Lo acaban de abrir, así que somos los primeros visitantes que llegan. También hay algunos locales que traen ofrendas en pequeñas canastillas de bambú, con flores y velas. O cestas más grandes que llevan sobre la cabeza y que, además, incluyen comida. Nos comenta el conductor que aquí en Bali es normal realizar ofrendas diarias a los dioses y que es por ello que hay tantos templos: de hecho, es habitual que la gente construya templos en sus casas, ya sea para uso particular o comunal, siendo en este caso varios vecinos los que colaboran en la construcción. 

La entrada a Pura Gunung Kawi cuesta 15.000 rupias. Te facilitan un sarong a la entrada a cambio de un donativo.

Este templo, uno de los más antiguos de Bali, es una preciosidad. Está rodeado de palmeras y campos de arroz, por lo que la estampa es bellísima. Además, tiene un encanto particular, no sé si porque estamos solos o por el ambiente que hay. Este templo está dedicado al dios del agua y tiene una serie de tumbas, que se cree que corresponden a los miembros de la familia real.

El manantial sagrado de Bali

Cuando llegamos a Pura Tirta Empul las cosas han cambiado: hay más turistas y más gente en general. Este templo, dedicado a Vishnu y cuyo nombre significa literalmente “manantial sagrado”, es famoso por sus piscinas de agua, que los balineses (y algunos turistas) utilizan para purificarse.

La entrada al Pura Tirta Empul cuesta 15.000 rupias y te facilitan un sarong de manera gratuita a la entrada.

Es el primer templo en el que nos fijamos en las curiosas normas de entrada que tienen en los templos. Por ejemplo, las mujeres no tienen permitida la entrada a este recinto si están con la regla o llevan el pelo suelto. En otros templos veremos cosas aún peores, como la prohibición de entrar si están embarazadas o si su hijo aún no tiene el primer diente.  Al parecer lo de la menstruación viene porque piensan que los dioses malignos se alimentan de sangre (del resto no tenemos ni idea). Y de cómo detectan quién está menstruando, tampoco. 

Bosques de bambú y cascadas

De camino a nuestro siguiente punto, pasamos por el Bamboo Forest. El conductor nos cuenta que solía ser gratuito, pero que ahora cobran 30.000 rupias por la entrada. Como al llegar hasta el punto de acceso hemos visto, a un lado de la carretera, una zona con bambús, decidimos acercarnos a pie a hacer unas fotos. Cual es nuestra sorpresa cuando, estando allí, viene un chaval en moto y nos dice que tenemos que pagar. Le decimos que por qué vamos a pagar si no hemos entrado al bosque y nos dice que da igual, que tenemos que pagar por estar aquí. El tipo va sin identificación ni nada y no nos parece nada fiable. No nos apetece tener problemas, así que como ya hemos hecho alguna foto y no parece que haya mucho más que ver, nos vamos.

Ya en el coche, el conductor nos explica que aquí en Bali las cosas funcionan un poco así: son las comunidades locales las que controlan los bienes que tiene la comunidad (templos, cascadas, bosques…) y, por tanto, las que deciden el precio de la entrada. Es por ello que hay templos que cuestan 80.000 rupias y otros que valen 15.000, dependiendo de lo que se hayan subido a la parra en el lugar. 

Lo siguiente que visitamos son las cascadas de Tukad Cepung, que se suponía eran las grandes desconocidas de los turistas. Lamentablemente, parece que no somos los únicos que han leído el artículo: es una cascada curiosa, ya que se encuentra en el interior de una cueva. Lo que le quita algo de encanto es que haya cola para hacerse una foto en la misma, aunque ya empezamos a resignarnos. La nota curiosa la ponen una pareja de novios alemanes, que se han ido vestidos de boda y con fotógrafo a hacerse las fotos. 

Pura Besakih

Paramos a comer en un warung que vemos en la carretera. Nasi y mie goreng, además de unas brochetas satay. Se ha formado un atasco importante y la propietaria nos cuenta que es porque hoy hay luna llena, por lo que mucha gente va al templo.  Cuando llegamos Pura Besakih vemos que no nos han mentido: está hasta arriba de gente!. Según nos cuentan, el gobierno ha tomado medidas con este templo y ha regulado el precio, ya que eran muy frecuentes los timos a los turistas, hasta el punto de que muchos guías estaban desaconsejando su visita.

Nosotros pagamos 60.000 rupias por la entrada, que en teoría incluye sarong, subida al templo en motocicleta y guía. Sin embargo, cuando llegamos a la entrada, el guía nos pide que le paguemos una propina por adelantado. Le decimos que ya hemos pagado la entrada y que, en todo caso, le daremos una propina al final si nos gusta su trabajo. El tipo coge y se da media vuelta, dejándonos solos. Nos quedamos a cuadros. No sé muy bien cómo sería la cosa antes de la supuesta regulación del gobierno, pero desde luego no parece que haya mejorado en exceso. 

Preguntamos en la caseta de la entrada y se encogen de hombros, nos dicen que un guía oficial cuesta 50.000 rupias por grupo y que si queremos coger uno, hay disponibles. Lo acabamos cogiendo aunque, sinceramente, para lo que nos explica bien podríamos haber prescindido de él. Aun con todo, el templo es muy bonito. Bueno, en realidad, es un conjunto de templos, de los que tres de ellos (los más grandes) están dedicados a la trinidad hindú: Shiva, Brahma y Visnú. Curiosamente, el templo salió ileso de la erupción del volcán Agung en 1963 ya que, al parecer, la lava bajó por la otra cara de la montaña (milagro!). 

Ya de vuelta a Ubud, donde llegamos casi a las seis de la tarde, optamos por dar una vuelta por la zona del Palacio y después nos vamos a cenar.