Hoy no madrugamos. Hemos quedado con el conductor de ayer a las 10 para ir a la playa, así que podemos relajarnos y recuperar fuerzas. A las 9 el conductor aparece en nuestra casa para decirnos que ha pinchado un neumático y que tardará un poco más porque tiene que cambiarlo, pero nos asegura que vendrá, así que quedamos a las 10:30 con él.
Vamos a desayunar a la ventana de ayer. Probamos unas nueces rellenas de guayaba por 1 CUP que están buenísimas. También café y un par de sándwiches. Todo por menos de 1 CUC. Esto es algo curioso, desayunar en la calle es extremadamente barato, pero en las casas cobran los desayunos a 5 CUC por persona. Cierto es que los desayunos son abundantes, pero aún así creo que no sale a cuenta. Sin embargo, los propietarios de las casas se ofenden bastante si no se coge con ellos el desayuno, suelen cambiar la inicial actitud amistosa por una mucho más distante. Además, nos han comentado los otros españoles que cuando coges el desayuno de la casa suelen limpiarte la habitación y hacerte la cama, cosa que a nosotros no nos ha pasado ningún día.
Pasamos a saludar a los de la carnicería mientras esperamos a que llegue el conductor. Pregunto por la agitación que hay hoy en las tiendas y me explican que hoy es uno de los días en los que se pueden canjear las cartillas de alimentos, por eso la gente hace cola en la lechería con botellas de plástico vacías para llevarse su ración de leche. Me explican que no todos los días se puede comprar así, por eso hay tanta cola.
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Les digo que si saben dónde puedo conseguir dulce de guayaba, una especie de dulce de membrillo que me encanta, y nos envían a una tienda que hay enfrente. En esa tienda no hay, pero un hombre me enseña su cartilla mientras esperamos a que la tendera lo compruebe. Una señora nos manda a otro lugar, tres cuadras más lejos. Vamos para allá, pero nos lo encontramos cerrado. Un cubano que nos dice que vivió en Miami, nos cuenta que abre solo a mediodía, pero nos manda a otra casa en la que igual tienen. En esta casa tampoco hay, pero nos encontramos con la señora que nos ha indicado la primera vez que nos encamina a otra. Nada. Decidimos volver a la terminal de autobuses, ya que se acerca la hora, pero antes de llegar vemos una tienda y ahí, por fin, podemos comprar el dulce a 11 CUP.
Nos juntamos seis españoles, los cuatro que hemos estado compartiendo excursiones hasta ahora y los dos chicos que conocimos ayer para ir a la playa. Mientras llega la hora, aprovechamos para coger unos bocadillos y agua.
Junto a la estación de autobús hay una escuela. Es muy curioso porque tienen las ventanas abiertas de par en par y a ras de suelo, por lo que podemos ver como dan la clase. Hoy toca lección de matemáticas, sin embargo en la pizarra se puede leer información sobre el homenaje que se rindió a Fidel en Camagüey. Otro dato peculiar es que en la pizarra, además de la fecha, añaden la coletilla “Año 58 de la Revolución”.
El taxista no llega. Preguntamos al hombre que organizó todo ayer y enseguida nos consigue otro, de 8 plazas. El precio sube un poco, 20 CUC ida y vuelta por vehículo, pero sigue estando bien. Vamos a Playa Ancón, aunque nos quedamos en la playa anterior, María Aguilar porque nos han dicho que está mejor al haber menos turistas y hoteles. Ciertamente la playa es una maravilla, un conjunto de tres calitas, la primera de ellas solo con vegetación y arena, completamente virgen, la segunda con un chiringuito y la tercera con casas y una piscina natural en el mar. Nosotros nos quedamos en la primera, obviamente.
El socorrista se acerca a darnos la bienvenida. Esto es realmente para cobrarnos 1 CUC en concepto de sombrilla y mantenimiento de la playa, informarnos de que hay erizos de mar en algunas zonas del mar y ofrecernos un equipo de snorkel a 3 CUC. Cogemos un par de gafas de buceo que nos vamos turnando por parejas. Hay una pequeña barrera de coral a poca profundidad en uno de los laterales de la playa, con peces de colores y mucha vegetación submarina. Es una pasada.
No hay apenas gente en la playa, el agua es transparente y la arena blanca. Una maravilla. Pasamos el día entero sumergiéndonos entre los corales y los peces, paseando por la arena blanca y leyendo tranquilamente a la sombra de las palmeras. Como colfón, una espectacular puesta de sol. ¿Qué más se puede pedir?
Alucinando aún con los colores del cielo, regresamos a Trinidad. Nos damos una ducha y descansamos un poco.
Hemos quedado a las 20:30 para cenar todos, aunque al final sólo aparecemos nosotros, J y L. Cenamos en un sitio que está muy bien, “Ochún-Yemaya” en la calle del Ómnibus, por 9 CUC por pareja. Esto es algo que tengo claro a estas alturas del viaje: una cena sentados en un restaurante no debería costar más de 5 CUC por persona. Aunque en la mayoría vale bastante más, pero todo es cuestión de moverse un poco y salirse de las calles más turísticas.
Después de cenar intentamos conseguir unos mojitos, pero no hay manera. Los sitios están cerrados y las calles vacías, así que después de despedirnos, nos vamos a casa a descansar.