Diario de Canarias (15 y 16): Tenerife, la isla de la eterna primavera
Diario de Canarias (15 y 16): Tenerife, la isla de la eterna primavera

Diario de Canarias (15 y 16): Tenerife, la isla de la eterna primavera

 

Hoy no madrugamos!! Nuestro ferry sale a las 11 de la mañana y nos lo tomamos con calma. Aprovechamos el trayecto al ferry para parar en el bufadero de la Garita, que es un sitio que nos tiene fascinados y que, además, nos pilla relativamente cerca del apartamento. Ya que estamos, hacemos una visita rápida a Melanara, aunque tampoco es que tenga algo espectacular que ver, pero el Tritón de la playa es curioso.

Seguimos hacia el Ferry con un poco de pena.. es ya el último que vamos a coger. La verdad es que los ferrys no son baratos, pero están increíbles. Inmensos, cómodos y repletos de servicios. Lo tienen bien montado (y si eres residente y te salen tirados de precio, pues tiene que ser un lujo).

Hola, Tenerife

Llegamos a Tenerife y nos vamos directos al apartamento a dejar las cosas. De ahí cogemos el coche para ir a Parque Rural de Anaga, catalogado como Reserva Natural de la Biosfera y el lugar con mayor cantidad de endemismos de Europa.

Decidimos hacer la ruta de los Sentidos, que tiene una longitud razonable para la hora que es. Ya estamos un poco saturados de bosques de laurisilva y, aunque este es precioso (como todos), preferimos aprovechar para ir a ver otras cosas. La subida hasta el inicio de la ruta tiene un par de miradores desde los que se ve el Teide y que son una pasada.

Desde ahí, cogemos una carretera que serpentea por el parque (preciosa) para cerrar nuestra primera toma de contacto con la isla termina en la famosa playa de Benijo, una de las playas que se están poniendo más de moda en la isla y que no nos sorprende: al atardecer es absolutamente impresionante. Además, cuando llegamos hay algo de gente, pero se van yendo y al final nos quedamos totalmente solos. Hacemos miles de fotos en este sitio, que nos deja absolutamente fascinados.

Dragos y Gigantes

Nuestro segundo día en la isla empieza en Icod de los Vinos, donde vamos a ver el famoso drago milenario. El drago está dentro de un parque, cuyo acceso cuesta 5€, pero nos encontramos con la taquilla cerrada así que pasamos sin pagar. Maravillas de madrugar, del COVID o de ir fuera de temporada.. no sabemos. De todas formas, la mejor vista del drago no es desde el parque, sino desde una plaza cercana que tiene un mirador. La perspectiva es bastante mejor y permite hacerse a la idea del tamaño del árbol que, por otro lado, es una preciosidad (como todos los dragos), aunque a nosotros nos impresionaron bastante más los de La Palma.

Seguimos hasta Garachico, un pueblecito costero y pequeño. Queremos ir al faro de Teno pero, ¿qué pasa? Pues lo de siempre, la carretera está cortada. Esta vez no por desprendimientos, sino porque al parecer solo abre de 7 de la tarde a 10 de la mañana y cierra los fines de semana. Nos dicen que se puede ir en autobús desde un pueblo cercano, pero nos va un poco mal de horario, así que decidimos hacer una pequeña ruta de 2 km a pie hasta el mirador que hay. Un mirador espectacular a los acantilados, por otro lado.

Seguimos hasta el barranco de Masca, que recorremos en coche. Hay una ruta famosísima que baja desde el barranco hasta el mar pero esta cerrada desde hace años por su peligrosidad (Ya nos hemos resignado). De hecho, ya simplemente las carreteras del barranco son complicadas, estrechas, con muchas curvas y coches que vienen de frente. Eso sí, las vistas son espectaculares. Paramos como un millón de veces a hacer fotografías.

Para comer vamos a Casa Edu, recomendadísimo en Google y con razón. Nos ponemos hasta arriba de gofio amasado con almendras, miel y queso, que es una receta familiar de este sitio y que está que te mueres, también probamos la ropa vieja, que recuerda ligeramente a la cubana.

Llenísimos, nos vamos hasta los Gigantes después de comer, donde visitamos los distintos miradores que hay. La verdad es que los acantilados impresionan, pero la cantidad de apartamentos que hay construidos en ellos le roban todo el encanto al lugar. Un poco como pasaba en Gran Canaria. Personalmente, y aunque entendemos la necesidad del turismo, consideramos que estos paisajes serían infinitamente mejores sin construcciones de este tipo o con una arquitectura que se adaptara al entorno.

Finalmente, seguimos hasta la playa de Médano que, bueno, nos deja bastante indiferentes y de ahí a la playa de la Montaña Pelada donde vemos atardecer 🙂